Wanted, Se busca, Foto de la cara de Jaime del Burgo, 53 años, casado, una hija, calvo, delgado y con gafas. Parece uno de aquellos carteles de personas desaparecidas enganchados en las farolas, con la cara de un vecino de quien hace días que no se sabe nada. Eso es lo que ha sucedido con la persona más famosa de España desde el pasado 3 de diciembre: Jaime del Burgo. El hombre que con un solo tuit, el de la foto de su amante Letizia con pashmina dentro de un lavabo recibió la atención de 26 millones de personas. Este es el número de visionados oficiales que según la empresa de Elon Musk tuvo aquel famoso tuit. Casa Real ha soportado las revelaciones explosivas del cuñado de los reyes durante 3 meses exactos. Del Burgo desapareció este lunes 4 de marzo, el día que hizo una amenaza pública a Zarzuela, un ultimátum de 48 horas. Aquello fue su final. Vivía en Londres con su hija pequeña Ulla y su mujer, la abogada Lucía Díaz Liljestrom que no ha denunciado la desaparición de este hombre de negocios, navarro, multimillonario y salva patrias. Lo han silenciado con cualquier amenaza, por ejemplo los trapos sucios de su padre octogenario. Del Burgo vive amenazado de muerte y clama que solo reconoce a un rey: Jesucristo.
Jaime del Burgo filtró otra fotografía, no a twitter sino a su biógrafo Jaime Peñafiel. Todo este escándalo arranca cuando Del Burgo explica a Peñafiel su relación adúltera con Letizia y le enseña pruebas. Peñafiel se encogió y no las publicó todas por ser demasiado crudas, explícitas, pero sí algunas. TV3 mostró en antena una de las pruebas, la única foto de Jaime y Letizia en una escapada romántica cuando eran amantes, en otoño de 2011 en los EE.UU., en la ciudad de Nueva York. Algunos han cuestionado que la foto fuera en la ciudad de los rascacielos pero hay un detalle irrefutable que estaban allí: tras los amantes se observa un fondo dorado que pocos identifican como lo que es: la estatua del toro que preside Wall Street:
El toro conocido como Charging Bull, toro embistiendo, es el símbolo de la codicia. Pero también representa, según el escultor, el pueblo americano haciendo frente a los poderes financieros. Las dos interpretaciones valen para el dúo Letizia-Del Burgo: cómo se ven ellos, víctimas del sistema y dispuestos a luchar contra el símbolo del sistema, la Corona. O cómo los ve la ciudadanía: dos ambiciosos que treparon dentro de la Casa Real, uno haciéndose amigo del rey y la otra casándose con él, para acabar traicionando a la monarquía. La única realidad es que Felipe es rey, Del Burgo está apartado y Letizia bajo la sombra del divorcio. El toro los ha acabado embistiendo a ellos dos.