Jaime de Marichalar y la infanta Elena fueron el primer matrimonio en disolverse de la Casa Real. Es la primera vez que se hablaba de divorcio en Zarzuela, algo que los reyes no consentían. Aunque poco después se separaron ellos, pero por no dañar a la corona decidieron cesar la convivencia sin hacer pública el fin de su relación, aunque era un secreto a voces, todos conocían las relaciones extramatrimoniales del emérito. Aunque Juan Carlos I tenía mucho miedo y el exduque de Lugo no era santo de su devoción, Jaime nunca traicionó a la corona. Se comportó como un caballero. No quería problemas, simplemente vivir tranquilo alejado del foco mediático.

La relación entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena nunca más mejoró. Se divorciaron y por alguna razón no han querido coincidir nunca más. Solo se vieron en una boda y ni se saludaron educadamente. No tienen relación ni por sus hijos. Han perdido el contacto. Su relación ya empezó con problemas, y es que Elena se casaba con Jaime solo por ser un aristócrata, quería cumplir con lo que le había pedido su padre, no como sus hermanos que le desobedecieron totalmente y se casaron con plebeyos.

Jaime de Marichalar y la infanta Elena EFE

Jaime de Marichalar firmó el divorcio con la infanta Elena en 2009, después de recuperarse de su ictus. Lo hicieron de forma discreta. Y en los papeles del divorcio figuraba una cláusula donde garantizaba su silencio, él no querían nada más. No pidió ni un solo euro a cambio, y desapareció. Todo lo contrario a Iñaki Urdangarin.

Iñaki Urdangarin no se calla y pide más dinero 

El exjugador de balonmano está dando demasiados quebraderos de cabeza a la infanta Cristina y a la corona. Iñaki piensa hacerles pagar a todos por su ingreso en prisión. Fue el único que finalmente pagó un alto precio por el caso Nóos, y según su entorno le arruinaron la vida por no sacrificar a nadie más. Ver a la infanta Cristina entre rejas hubiese sido un escándalo, o a Juan Carlos I, por suerte le han mantenido la inviolabilidad de la que goza un monarca.

Iñaki Urdangarin ha convivido con los Borbón más de dos décadas y sabe demasiadas cosas. Está dispuesto a romper su silencio si no se cumplen sus expectativas económicas. Durante estos dos años de batalla legal, ha utilizado la información como método de chantaje.

Juan Carlos I abonó a Iñaki Urdangarin dos millones de euros en concepto de indemnización por el libro que una editorial le ofreció escribir y al que renunció, y 25.000 euros mensuales de por vida con los que puede vivir como un rey sin trabajar nunca más. Sin embargo, parece que este dinero es poco para su elevado tren de vida y querría más. Ahora pide 50.000 euros, pero la infanta Cristina no está dispuesta a ceder más. Se está riendo de los Borbón. Ni ella podría pagárselo ya que solo cobra 400.000 euros anuales, frente a los 600.000 euros anuales que debería pagar al padre de sus cuatro hijos.

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