La separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar fue uno de los primeros conflictos sonados que se dieron en la época moderna de la Casa Real. Al principio de habló de un “cese temporal de la convivencia”. Pero no había que ser muy avispado para saber que aquello acabaría como el Rosario de la Aurora y que ese episodio solo era el principio. Y no era para menos, teniendo en cuenta que la relación entre ambos empezó con mentiras.

La infanta Elena acababa de romper con el jinete Luis Astolfi. El motivo principal era que Astofi no estaba dispuesto a soportar la presión mediática y familiar que implicaba formar parte de la familia real.

Jaime de Marichalar falseó su currículum para caer en gracia en la casa real

Fue entonces cuando apareció Jaime de Marichalar, trabajador de un banco en París. Era hijo del  VIII conde de Ripalda, Amalio de Marichalar y Bruguera. Y tenía seis hermanos. Y a diferencia de Astolfi, sí estaba dispuesto a soportar todo lo que implicaba formar parte de la familia Borbón.

Mientras tanto, la reina Sofía estaba encantada con su nuevo yerno. Aunque no era todo lo que relucía. Porque una de las cosas que gustó a la madre de Felipe VI fue su currículum, en el que figuraba como economista. Sin embargo, en realidad Jaime no había llegado a licenciarse. En otras palabras, engordó su historial para caer en gracia en la Casa Real.

Infanta Elena y Jaime de Marichalar / GTRES

Mientras tanto, en el seno de la familia real empezaron a sospechar de Jaime. Por un lado, cuando añadió el ‘de’ a su apellido, haciendo que pareciera más propio de la aristocracia. Por otro, por sus comportamientos demasiado ceremoniosos. Dieron a pensar que en realidad Jaime estaba interpretando un papel para lograr el amor de la infanta Elena y mejorar sus relaciones institucionales.

Crónica de una muerte anunciada

Unas sospechas que empezaron a confirmarse cuando contrajeron matrimonio. Y no solo tras descubrir que su currículum estaba falseado. Lo que acabó llevando a la ruina el matrimonio eran las idas y venidas de Jaime de Marichalar por las noches. Mientras su mujer se iba a dormir pronto y se levantaba para llevar a sus hijos al colegio e irse a practicar hípica, Jaime llegaba a casa cuando la familia se despertaba para iniciar el día.

Mientras tanto, no dejaban de surgir rumores acerca de posibles infidelidades por parte de Jaime. Rumores a los que la infanta no hacía caso. Prefería seguir al lado de su marido por el bien de sus hijos, Froilán y Victoria Federica, y también el de la imagen familiar.

Pero la situación se volvió insostenible. Y  así fue como, finalmente, el 13 de noviembre de 2007 se anunció el cese de la convivencia entre la infanta y su marido, en lo que derivaría en el primer divorcio sonado en la casa real.