Jaime de Marichalar nunca ha tenido una excelente relación con Juan Carlos I como la pudo tener en su momento Iñaki Urdangarin. Era el yerno desplazado, a pesar de que era el único que estaba relacionado con la aristocracia, ya que tanto Cristina como Felipe se decantaron por plebeyos. El exduque de Lugo nunca fue feliz con la infanta Elena, ni tampoco quería pertenecer a los Borbón. Considera que fue un gran error. Anunciaron su divorcio en 2007 y se oficializó en 2009. A partir de ese momento Jaime no molestó más a la familia real. Se marchó con la misma elegancia que llegó.

No pidió ni un solo euro a la Casa Real, a diferencia de Iñaki Urdangarin que les ha estado haciendo chantaje con tal de hacerse de oro a su costa. Es cierto que el exjugador de balonmano fue el único culpable del caso Nóos y no era cierto, pero finalmente solo él ingresó en prisión acabando con su carrera y su imagen pública.
Jaime de Marichalar no necesita a los Borbón para sobrevivir. El exduque de Lugo es millonario y tiene una importante red de contactos. Jaime de Marichalar es consejero de varias marcas de ropa y, además, dirige una marca de sastrería. En Madrid tiene un ático triplex de 700 metros cuadrados en el lujoso barrio de Salamanca. Además de otras propiedades.
Juan Carlos prohíbe la entrada de Jaime de Marichalar a su mansión
El padre de Froilán y Victoria Federica se ha desplazado en varias ocasiones hasta Abu Dabi para reunirse con su hijo, ya que desde hace dos años reside con su abuelo en los Emiratos Árabes como castigo por sus últimas polémicas. Jaime no está de acuerdo con esta decisión y en más de una ocasión ha ofrecido su casa para quedárselo, pero Casa Real no le quiere en España.
Jaime de Marichalar se ha reunido en una ocasión con Juan Carlos I para hablar sobre el futuro de su hijo en Abu Dabi, y han acabado discutiendo, pero él no tiene la culpa de que su hijo viva fuera de España.
Juan Carlos I no terminó bien la relación con Jaime y ha evitado cruzarse en todo momento con él. Igual que con Iñaki mantiene la relación de forma discreta y privada, con el exduque de Lugo no quiere saber absolutamente nada. La relación es inexistente. Cuando viaja a Abu Dabi para ver a Froilán le obliga a dormir en un hotel, no hay habitaciones para él en su mansión de la isla de Nurai, y eso que son 3.000 metros cuadrados.
