Jaime de Marichalar ya no tiene la más mínima relación con la infanta Elena y el resto de miembros de la familia Borbón. El único contacto es a través de sus dos hijos. Han pasado casi dos décadas desde que se anunció la separación del exduque de Lugo y la hermana de Felipe VI. Él tenía claro que quería apartarse del foco mediático porque no le hacía ningún bien. Incluso, en ocasiones, se ha cuestionado si fue un error casarse con la madre de sus dos hijos, y es que, al igual que se especuló sobre la posibilidad de que la hija de Juan Carlos I no estuviera realmente enamorada de él, se dice que Marichalar tampoco lo estaba de ella. Proveniente de una familia destacada dentro de la aristocracia, Jaime cumplía con las expectativas de Elena, quien siempre tuvo claro que debía casarse con alguien de su mismo círculo social, en contraposición a sus hermanos Cristina y Felipe VI, que rompieron las normas de Zarzuela al elegir a parejas fuera de la nobleza. La infanta Elena, profundamente leal al reinado de su padre y ferviente defensora de la monarquía, nunca habría considerado desobedecer este mandato.

Antes de casarse con Marichalar, Elena mantuvo relaciones con hombres de renombre como Cayetano Martínez de Irujo o Luis Astolfi, pero ninguna de esas historias prosperó. Finalmente, contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar, aunque, según los rumores, más por deber que por amor. Incluso se comenta que, el día de la boda, la infanta intentó abandonar el lugar antes de que comenzara la ceremonia, pero fue persuadida de continuar. En las fotografías de aquel día, su semblante reflejaba tristeza y resignación, lejos de la felicidad que se esperaría en un evento tan importante. Este gesto contrastaba con su personalidad conocida, ya que Elena siempre había sido la más alegre, extrovertida y sociable de su círculo.
Jaime de Marichalar estaba enamorado de la infanta Cristina
Con el tiempo, la relación entre Elena y Jaime se deterioró, a pesar de los intentos por salvar el matrimonio, incluso con el nacimiento de sus hijos, Froilán y Victoria Federica. Sin embargo, estos esfuerzos no lograron revertir la situación y solo trajeron nuevos conflictos. La convivencia llegó a un punto crítico que los llevó a separarse. Aunque Juan Carlos I no veía con buenos ojos el divorcio, este se retrasó debido a un infarto que sufrió Marichalar, lo que obligó a posponer la decisión final.
Otro factor que pudo haber contribuido a la ruptura es que, según se rumorea, el verdadero amor de Jaime de Marichalar no era Elena, sino su cuñada, la infanta Cristina. Aunque siempre se mostró encantador y con facilidad para relacionarse con los demás, parece que sus sentimientos estaban dirigidos hacia Cristina, quien nunca correspondió a ese interés, ya que prefería a los deportistas, un perfil totalmente opuesto al de Jaime. Así, la posibilidad de formar una familia con ella quedó en un sueño no cumplido.
