En 2010, la infanta Elena y Jaime de Marichalar se separaban después de estar juntos desde 1995. La pareja tuvo una relación cada vez más complicada, y lo que pocos saben es que Jaime mintió a la reina Sofía y a todos para llevar adelante su matrimonio con la infanta Elena.

Una de las cosas en que mintió a los reyes fue que Jaime se presentó a sí mismo como economista en su currículum, cuando en realidad no poseía la licenciatura necesaria para ejercer en ese rol. Pero eso no fue todo, Jaime incluso agregó el "de" a su apellido, mostrando su ambición por ser alguien de la realeza y hacer que su nombre sonara más aristocrático.

Engaños para meter la nariz en la familia real

En 1994 se anunció el compromiso entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Antes de su luna de miel en Australia, tuvieron la primera boda real en casi un siglo en España. Al principio, se sabía muy poco sobre ellos, ya que mantenían un perfil bastante bajo. Sin embargo, los problemas comenzaron a surgir después del nacimiento de sus dos hijos, Froilán y Victoria. Esto marcó un antes y un después en su relación.

Jaime de Marichalar 2023

Cuando Jaime de Marichalar sufrió un ictus, Elena ya estaba considerando la posibilidad de separarse de este banquero aficionado a la moda. Sus estilos de vida eran incompatibles. Mientras uno llevaba a cabo sus actividades diarias, el otro prefería dormir. Mientras la infanta se levantaba temprano cada mañana para llevar a Victoria y Froilán a la escuela, su esposo se iba a la cama después de pasar toda la noche en vela.

Divorcio mal visto en la monarquía

La reina Sofía no quería ni oír hablar del divorcio, ya que a pesar de todo, ella misma se había mantenido junto a su esposo a pesar de las infidelidades. Sin embargo, esto no impidió que el 15 de diciembre de 2009 se formalizara el 'cese de la vonvivencia' entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Fue un momento triste y complicado para la familia real.

En los años siguientes, la relación entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena se volvió tan fría como un témpano. Apenas los veíamos juntos en eventos, y quienes tuvieron la oportunidad de presenciar sus encuentros, como en la boda de los duques de Huéscar, dicen que apenas intercambiaron un apretón de manos gélido. Sin embargo, donde realmente chocaron fue en la forma de educar a sus hijos. Parece que las diferencias se hicieron evidentes.