Jaime de Marichalar se divorció de la infanta Elena tras recuperarse del ictus a principio de los 2.000. Ella tenía claro que no quería estar con él, la vida se le hacía insostenible, y es que el exduque de Lugo tenía cambios de personalidad, era bipolar. No obstante, cuando se casaron ya no estaban enamorados, tuvieron dos hijos para arreglar su matrimonio pero fue una mala solución, además tanto Victoria Federica como Froilán les han dado demasiados quebraderos de cabeza y les han distanciado aún más.
Desde que Jaime se divorció de Elena no se han vuelto a ver nunca más. Coincidieron hace unos años en una boda, pero ni tan siquiera se saludaron. La relación está completamente rota. Las únicas veces que han hablado ha sido por teléfono y para echarse en cara la nefasta educación de sus hijos. Desde la ruptura a ninguno se le ha conocido una nueva relación. Los dos están solteros, aunque el aristócrata se ha dejado ver en compañía de atractivas mujeres.
A diferencia de Iñaki Urdangarin, el divorcio con la infanta Elena fue rápido y sencillo. Jaime de Marichalar no pidió nada que no le correspondiese. Se marchó sin hacer ruido, y eso que no era el yerno favorito de Juan Carlos, pero no le dio ningún quebradero de cabeza, él no necesitaba nada. Se refugió en su casa de Madrid y nunca más se supo nada de él. Vivió en un discreto segundo plano mientras se recuperaba del ictus que sufrió. Este último año se le ha visto en más ocasiones porque ahora es el representante de Victoria Federica, asesora a su hija en su carrera en las redes sociales y en el mundo de la moda.
Las importantes amistades de Jaime de Marichalar le han permitido estar en lo más alto
Durante su matrimonio con la infanta Elena, Jaime de Marichalar hizo una importante red de contactos. Es uno de los hombres más poderosos del país. Todos los veranos se le ha visto por Marbella o Ibiza en los mejores yates. Hace unas semanas en el de los joyeros Rabat junto a la representante Susanna Uribarri. Pero también ha estado en el de Enrique Cerezo, entre otros.
Aunque ya no forme parte de la corona, Jaime de Marichalar ha sabido mantener una buena red de contactos. Hace fiestas en su “triplex” situado en el lujoso barrio de Salamanca de Madrid, por el que desfilan numerosas celebridades que después le invitan a sus villas de veraneo cuando aprieta el calor en la capital. Se le pudo ver en la mansión de Anna Gamazo. También se le ha visto disfrutando de sus vacaciones veraniegas en La Tour Sarrazine, la residencia que la Gran Familia Ducal de Luxemburgo posee en la Provenza francesa.
Sus mejores apoyos siempre han sido Naty Abascal y el propietario de la firma de joyería Rabat, Esteve Rabat. Gracias a estos nombres ha logrado tejer una importante red de contactos.
Y aunque ya no se relacione con la familia real, no guarda un buen recuerdo de ellos. Acude a los sitios más exclusivos en los que no habla nada bien de Letizia y menos de sus hijas. Leonor y Sofía reciben numerosas críticas por su carácter, muy parecido al de la madre, que las controla en exceso.