Desde hace casi seis meses, la Casa Real española vive en un estado de inquietud tras las revelaciones de Jaime del Burgo sobre la reina Letizia. Estas acusaciones de supuestas infidelidades hacia el rey Felipe VI han generado un gran revuelo. Sin embargo, estas revelaciones no son lo único que ha puesto en jaque a la monarquía, ya que el libro "Letizia y yo" de Jaime Peñafiel también ha contribuido a aumentar la tensión.
Pero los azotes a la monarquía y a la reina Letizia no terminan aquí. Porque Del Burgo está preparando una serie documental sobre su historia con Letizia y otros detalles relacionados con la corona. Mientras que Peñafiel acaba de publicar un nuevo libro titulado ‘Los silencios de Letizia’, en el que vuelve a retratar a la consorte. En los capítulos 1 y 2 ya la destripa.
Peñafiel compara a Letizia con “un árbol de corteza dura y savia abundante después de todo lo que ha tenido que vivir, arrastrando traiciones, infidelidades y adulterios, y todo se ha roto en su mundo”. Además, la describe como una mujer “que para todos siempre ha parecido fría, indestructible y determinante, siempre con la cabeza erguida” pero que ahora mismo se la ve como “insegura y frágil”.
Peñafiel describe a Letizia como una persona de perfil “pasivo agresivo”
Para Peñafiel, el silencio que mantiene sobre las revelaciones de Jaime del Burgo es “un silencio que la envuelve y que puede que le favorezca para tomarse unas pautas reflexivas sobre los actos que ha cometido en el pasado”, tanto a su familia política como a su directa. “Cierto es que las personas que recurren al silencio pueden ser inmaduras emocionalmente (como Letizia Ortiz), de perfil pasivo y agresivo, que no saben utilizar otro recurso psicológico para enfrentarse a la desagradable situación que sus actos del pasado la han colocado donde está, y prefiere recurrir al silencio para controlar y castigar a las personas que están a su alrededor como Felipe, su suegra o sus cuñadas que tanto la odian”, añade el autor, que considera que “la reina atribuye la responsabilidad de lo que ha hecho en el pasado a la prensa”.
Peñafiel también hace referencia a los libros que distintas autoras han escrito sobre la monarquía, en los que se refieren a las dificultades de ser reina, y que también dedican algunas palabras no muy agradables a la consorte.
Letizia puso a prueba a Felipe antes de romper con el resto de amantes
En el segundo capítulo titulado “Yo no soy Eva ni Gigi”, refiriéndose a Eva Sannum i a Gigi Howard, ex parejas de Felipe, habla de cómo fue la relación entre Felipe y Letizia en sus inicios. Es precisamente la frase del título la que le dijo en una ocasión a Felipe, dejándole claro que ella no iba a ser igual que las otras novias conocidas del actual rey, no iba a ser una novia pasajera y menos una amante.
Peñafiel señala que cuando se conocieron en 2002, “Felipe desconocía que Letizia se había casado y que estaba a punto de divorciarse, que tampoco sabía que su madre era una sindicalista de izquierdas, o que el padre de Letizia trabajaba de técnico de radio o algo parecido, porque ha tenido diferentes profesiones”. Y no solo eso: “también desconocía que su abuelo era taxista y comunista”. “Y luego se enteraría que toda la familia de la que iba a ser su mujer eran antimonárquicos o republicanos como algunos dicen ser, o incluso ateos”. Detalles que fue conociendo, según el autor, a medida que se enamoraba de ella. Aunque el periodista apunta que Letizia de alguna manera hizo que se enamorara más de ella con algún método cuestionable.
Para ponerle a prueba, Letizia se marchó a Santo Domingo donde tenía que realizar un trabajo cubriendo la cumbre norteamericana. Ella, que se acababa de separar de Alonso Guerrero, estaba en crisis con David Tejera y salía con Jim Russo, no tenía claro si sentían amor mutuo con Felipe. Pero poner tierra de por medio una vez no fue suficiente para comprobarlo. “Consciente e todas las dificultades que envolvían la relación con Felipe, decidió realizar otro viaje. Esta vez no era para un trabajo, sino un viaje personal. Y pensaba que poniendo tierra de por medio iba a aclarar cuáles eran sus sentimientos en todos los amores que tenia a su alrededor, pero sobre todo quería poner a prueba si Felipe estaba enamorado de ella”. En otras palabras, Letizia quería asegurarse la relación con Felipe antes de dar puerta al resto de ligues. Una estrategia que “supuso un auténtico tormento para Felipe, quien se dio cuenta en esa distancia que realmente estaba enamorado de Letizia y quería que estuviera con él toda la vida”.
Letizia pone contra las cuerdas a Felipe
“Mandona y manipuladora, cuando regresó de Costa Rica, le puso las cartas sobre la mesa. Le dijo que si iban a seguir juntos no podía enterarse absolutamente nadie. Se trataba de su prestigio porque no quería ser como Eva o como Gigi. Y si la prensa publicaba algo, cortarían la relación. Y así es como sucedió. Estuvieron ocultando el noviazgo y por eso anunciaron con tan poca distancia ese compromiso”.
Peñafiel describe escenas en un pequeño apartamento de Letizia donde se encontraban para mantener estas conversaciones. Allí se sentían protegidos. Y se pregunta el autor si aprovechó entonces para contarle lo de que vendió tabaco en México, sus historias amorosas, así como darle explicaciones sobre el retrato que le hizo Waldo Saavedra en el que la reina sale en topless.
En este capítulo, Peñafiel también habla de la vida de Letizia antes de conocer a Felipe. El cronista habla de la separación de sus padres solo un día después de que ella se marchara a vivir con Alonso Guerrero. Peñafiel sospecha que Letizia estaba cansada de la vida modesta que llevaba en el pequeño piso en el que vivía en Madrid, cuando sus padres se mudaron en 1987 huyendo de las deudas que tenían en ese momento. “La separación de sus padres la marcó muchísimo”.