Si el caso Juan Carlos I fuera una cuestión futbolística, podríamos decir que el partido estaría amañado. Han comprado a los árbitros, a los jugadores e incluso a los masajistas. De hecho, una portería es más pequeña que la otra. Y el portero tiene manos y pies atados al poste. Al derecho, claro. Hay un equipo que no tiene nada que hacer, es imposible ganar. El emérito huido no tendrá que responder por las investigaciones de la Fiscalía respecto de su curioso concepto del dinero y los impuestos. O cuando menos, en sede judicial, porque en el Supremo lo tienen todo a punto para archivar las causas. Sólo le falta un paso para parecer libre 'de polvo y paja': que la Agencia Tributaria acepte el 'trágala' y dé luz verde a las regularizaciones de los últimos meses. Cantidades millonarias que, casualidadm "olvidó" declarar en su momento y ahora, en medio de la tormenta, aparecen por arte de magia como si hubiera dicho en Abu Dhabi "¡ostras, los donuts!". Una comedia.

Si cae la cuestión económica desaparecen sus problemas. Porque el resto de informaciones que lo dejan como un trapo, como el supuesto romance con su biógrafa francesa Laurence Debray (filtrado por el periodista Ernesto Ekaizer en TV3) son minucias, folclore, costumbrismo real. Y una vez relajado, puede volver a España como un triunfador. Aseguran los medios de parte que no sería una vuelta a tiempo completo, sino de ocio e intermitente, como un jubilado con muchos recursos y tiempo libre.

Juan Carlos I en Abu Dhabi / @Amna_Alqubaisii

Muy adecuado, porque Debray, en las páginas de su último libro 'Mon roi déchu' (Mi rey caído) lo define como un jubilado americano que ha perdido muchos kilos, 12, en su jaula de oro. Un ejemplar que, por cierto, hurga en la herida de su enemistad con el hijo, el Rey Felipe. Unas afirmaciones que han recibido la bendición del cronista real y juancarlista por excelencia, Jaime Peñafiel. El veterano periodista está eufórico.

Juan Carlos I con su amiga y biógrafa Laurence Debray / TVE

El texto de la francesa ha sido como un toque de corneta para Jaime, que ha visto la oportunidad de volver a cargar contra el actual monarca. Un 'mal hijo, mal hijo, mal hijo' de manual. Lo decía en el photocall del estreno del musical 'WAH' en Madrid: "Nadie se explica que lo echara de España y de la Casa Real. El artículo 19 de la Constitución lo pone: no se puede expulsar a ningún ciudadano de su país. Que un hijo eche a su padre de su casa y de su país es inconstitucional". Conociendo de qué pie va coja la justicia de alto nivel en España, espera que todavía le tirarán de la oreja.

Juan Carlos I y Felipe VI / GTRES

Y como iba lanzado y sin frenos, se frota las manos con la posibilidad, cada vez más 'afinada' por la Fiscalía, que su ídolo pise pronto territorio español. Lo exclamó en román paladino: Juan Carlos puede volver "cuando le salga de los cojones". Peñafiel, más calmado i triste durante la peor parte de la crisis, ahora anima desde la grada porque ve que el gol está por llegar.

Jaime Peñafiel en 'Todo es Mentira' / Cuatro

Ahora bien, Jaime ha dejado una perlia: la información de Ekaizer puede ser verosímil, a pesar de lo que diga el marido de Laurence. Lo deducimos de lo que soltó de la Reina Sofía: "Ella es una gran profesional. Aguanta con dignidad tantas infidelidades. Está acostumbrada". Se le ha entendido todo. Y conoce muy bien a su amigo.

Laurence Debray, biógrafa y amiga especial de Juan Carlos / Telecinco