La historia de Albert Solà, el catalán de la Bisbal de 63 años que reclama ser el hijo primogénito y extramatrimonial del rey Juan Carlos, trae cola. Su libro ha devuelto el interés por una historia que parece cierta. Ahora que a Julio Iglesias la justicia le acaba de atribuir un noveno hijo, Jaime Peñafiel se teme que Juan Carlos, que ya no tiene inmunidad judicial, tenga que ir a los tribunales por una reclamación de paternidad. Una mera prueba de ADN serviría, pero gran parte de la opinión pública ya ve a Juan Carlos como Julio Iglesias, capaz de meterse en la cama con centenares de mujeres. Entre el posible rey Alberto y el emérito salta a la vista que pueden ser padre e hijo, como dos gotas de agua

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Escribe Peñafiel en republica.com: "Me enfrenté en un programa de televisión al catalán preguntándole ¿En qué año nació usted, en 1956? ¿Sabe usted lo que sucedió en la vida de don Juan Carlos? Ese año, precisamente en las vacaciones de Semana Santa, el Príncipe que entonces tenia 18 años y era cadete en la Academia General Militar de Zaragoza, mató accidentalmente a su hermano Alfonso cuando jugaban con una pistola que creían descargada. ¡Para echar un polvo a su madre!". El argumento de Peñafiel es extraño: el adulto Juan Carlos como fue un homicida imprudente no practicó sexo en todo aquel año.

joan carles y germa TVE

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Concluye Peñafiel que después de haber disparado mortalmente a su hermano pequeño Alfonsito, a Juan Carlos no le quedaron ganas de practicar sexo (echar polvos en terminología Peñafiel) y la frase final es "Como para ir a Barcelona de devaneos". Como prueba en un juicio de paternidad, mejor el ADN.