La infanta Sofía ya tiene su primer "regalo" de cumpleaños, el de Jaime Peñafiel. La niña ha cumplido 12 años y el decano de los cronistas reales le ha dedicado una columna en el digital republica.com. Ha estado como siempre es Peñafiel: directo. Los periodistas que siguen Casa Real han visto que la hija pequeña de los reyes ha pegado "un estirón" y es notablemente más alta que Leonor. Peñafiel recoge el testimonio y osa comentar lo que se dice soto voce pero nunca se publica: que la guapa es Leonor. Ahora no está tan claro. Sofía es más simpática, deshinibida y guapa. Y con la comparativa entre hermanas, Peñafiel huele sangre. Sangre azul.
Peñafiel: "La Infanta se está convirtiendo en la niña bonita que no era. Como le sucedió a Juan Carlos. Cuando nació, su padre, el conde de Barcelona acudió al hospital y al ver a su hijo no pudo de por menos que exclamar: “¡Qué feo es!”. Pero como saben muchos padres, un bebé es muy diferente cuando se hace niño y adolescente. Lo más crudo de la columna viene cuando el periodista destaca "Sofía ha sido, durante algunos años, comparándola con su hermana, una niña feúcha. Más Rocasolano que Borbón. Pero como suele suceder, Sofía se está convirtiendo en una adolescente muy bonita". Cree que la niña pequeña ha salido no al abuelo paterno sino a la abuela materna: Paloma Rocasolano.
Y no podía faltar el lacito al regalo a la niña Sofía: la bofetada a Letizia. Comparando a las dos hijas de la reina, Peñafiel recupera su vieja tesis: a Leonor se le han subido los humos a la cabeza y la niña va diciendo en el cole "A partir de ahora, me tendréis que hacer la reverencia". Peñafiel tiene información que asegura que la heredera está creciendo a imagen de Letizia: un punto altiva. Y escribe "Sofía es más alegre, desinhibida, osada y normal que su hermana a quien su madre, criándola a imagen y semejanza, la está convirtiendo en una niña que se cree ya lo que todavía no es".
De toda la opinión de Peñafiel, lo más devastador para la Familia Real es calificar a Sofía de "más normal". ¿Si los Borbones no son normales, qué son ¿anormales?