En la diana de Jaime Peñafiel esta semana está la emérita Sofía. La madre de Felipe VI es la protagonista de su artículo de los sábados en el diario El Mundo, retratada como una monarca consorte que en ocasiones hizo dejadez de funciones. Dicho literalmente por el periodista, que se agarra a dos anécdotas de cuando era reina para sostener la acusación. Del plantón en la primera final de Rafa Nadal en Roland Garros al día que abandonó un viaje oficial en California, así es como Peñafiel explica los gestos feos de Sofía.
Coincidiendo con el decimotercer título del tenista mallorquín en París, Peñafiel recuerda la anécdota de la primera vez que Nadal se disputaba una final de Roland Garros. Era el 5 de junio del 2005 y enfrente tenía al argentino Mariano Puerta. "La hoy reina madre no se comportó como debía. Ni respeto tuvo hacia Rafa Nadal, que ganaba por primera vez el Roland Garros", apunta. ¿Qué pasó? Pues que a medio partido Sofía se levantó y se marchó precipitadamente del palco de autoridades y del estadio. El motivo, el nacimiento de su nieta Irene Urdangarin, hija de la infanta Cristina. "Simple y sencillamente que antepuso sus sentimientos de madre y abuela a sus obligaciones como reina consorte", dice Peñafiel. "Para cumplir como tal, había viajado a cargo del presupuesto nacional para representar a España en esta final. Aunque a ustedes les parezca increíble, que lo era, y además irresponsable como dejadez de sus obligaciones representativas al recibir, nada más finalizar el primer set, una llamada telefónica a las 15:15h por su móvil comunicándole que su hija Cristina había dado a luz no al primero, ni al segundo, ni al tercero de sus hijos sino al cuarto. Por primera vez, olvidó, irresponsablemente, que tenía servidumbres y obligaciones como reina consorte". El avión voló de París a Barcelona con Sofía en el interior, y después regresó a la capital francesa para recoger al rey. "¿A cargo del presupuesto nacional o de los dineros de Juan Carlos?", se pregunta Peñafiel.
Pero es que esta no va había sido la primera vez que Sofía abandonaba a toda prisa un viaje donde hacía tareas de representación. Para el cronista real, sin ninguna justificación. Recuerda también la vez que se marchó de los Estados Unidos para ver una actuación de Mstislav Rostropóvich: "La pasión de la reina Sofía por el violonchelista ruso era pública y notoria. Era tal la admiración por el músico que incluso fue capaz de interrumpir irresponsablemente un viaje oficial a California para volar a Madrid en el avión oficial, que tuvo que ir y volver para que Sofía cumpliera el capricho de asistir a una simple lección magistral del violonchelista, haciendo dejadez de sus obligaciones institucionales".
"¡No todas las culpas del desastre económico de la familia han sido de Juan Carlos!", mete el dedo en la llaga. Desastre económico... ¿pero con el dinero de quién?