Por todos es conocida la fama de mujeriego de Juan Carlos I. La reina Sofía y el emérito se casaron sin estar enamorados el uno del otro, más por obligación que por amor. Ella estaba enamorada de Harald de Noruega, pero no fue correspondida. Él de Olghina, pero Juan de Borbón le obligó a casarse con la madre de las infantas Cristina y Elena y el rey Felipe. Tal vez por ello el monarca se acostó con cientos de mujeres. Sofía descubrió que le era infiel y cogió a los niños y se marchó a la India, donde Federica se encontraba en el exilio. La reina le obligó a volver a Madrid y bajar la cabeza. Estaría mal visto que una reina se divorciase.
Uno de los nombres más conocidos de esta infidelidad es el de Marta Gayá, conocida como “la amiga entrañable” de Juan Carlos. Siempre muy discreta y alejada de actos institucionales. Coincidían en Mallorca, donde el entonces rey llevaba una vida alternativa a su familia. Los amigos del emérito y el personal de servicio de Marivent siempre fueron muy discretos. Todos conocían de sobras la buena relación entre ambos.
Juan Carlos se enamoró de Marta Gayá. De hecho, le confesó a su amigo Josep Cusí que “nunca he sido tan feliz”. De hecho, llegó a plantearse la posibilidad de divorciarse de Sofía para casarse con ella. El general Sabino Fernández Campo se lo desaconsejó. El monarca actuaba por amor y no cuidaba sus formas, por ello provocó una situación muy dolorosa para Sofía.
El desplante de Juan Carlos a Sofía con Marta Gayá
Hay que situarse en julio de 1990. Se dio la primera cena en Mallorca presidida por los entonces reyes. Era una celebración para agasajar a Aga Khan, el actual jefe de la infanta Cristina. Se celebraba la primera fase del Rally del Mediterráneo de maximotor, palacios flotantes que regateaban por las costas de Porto Cervo (Cerdeña), el Principado de Mónaco y Palma de Mallorca.
El barco de Aga Khan estaba valorado en 800 mil pesetas. Una semana antes, Juan Carlos se reunió con su íntimo amigo en Porto Cervo. Cuando empezaron a servir los platos aparecieron por el Real Club Náutico el príncipe Tchokotoua y Marta Gayá.
Cuando los vio entrar, inmediatamente Juan Carlos se levantó para saludarles. Con la excusa de saludar al príncipe, saludó al amor de su vida. El gesto más feo a la reina Sofía, quien estaba presente en aquella cena.