Aunque la vida de Letizia Ortiz, reina consorte de España, se presenta muchas veces bajo el foco de la realeza, su historia familiar está marcada por episodios trágicos que han quedado al margen del interés público. Entre estas historias desconocidas destaca la existencia de una hermana de Jesús Ortiz, padre de Letizia, cuyo fallecimiento fue una dura prueba para la familia Ortiz Rocasolano.
Cristina, la hermana menor de Jesús Ortiz, es una figura prácticamente desconocida incluso para los seguidores más cercanos de la familia real. De Cristina apenas se habla, pero su papel en la familia fue significativo: fue la madrina de bautismo de Letizia, un detalle que evidencia su cercanía y la importancia que tuvo en los primeros años de la actual reina. Lamentablemente, la vida de Cristina se vio truncada de manera prematura debido a un agresivo cáncer que no logró superar.
La reina Letizia tiene una tía desconocida por buena parte de la opinión pública
El fallecimiento de Cristina fue un golpe devastador para sus padres (abuelos de Letizia), Menchu del Valle y José Luis Ortiz, quienes ya enfrentaban el dolor de otras pérdidas. En especial para Menchu, una mujer destacada en el mundo de la radio, conocida por su larga trayectoria profesional que le valió premios como la Antena de Oro y el Premio Nacional de Radio. Menchu siempre se mostró como una figura fuerte y apasionada, pero la pérdida de su hija menor dejó una huella imborrable en su vida.
Cristina no fue la única tragedia que sacudió a la familia Ortiz Rocasolano. Años después, José Luis Ortiz, el abuelo de Letizia, también enfrentó una batalla contra el cáncer. Según fuentes cercanas, su diagnóstico fue tardío, y aunque se sometió a tratamientos de radio y quimioterapia, no logró superar la enfermedad, falleciendo en 2005. Este período estuvo marcado por constantes viajes de Letizia y su entonces prometido, Felipe VI, a Asturias para acompañar a sus abuelos en los difíciles momentos.
Los Ortiz, marcados por las tragedias a lo largo de los años
La familia Ortiz siempre ha sido reservada respecto a sus tragedias personales. A diferencia de episodios más conocidos, como el fallecimiento de Erika Ortiz en 2007, la muerte de Cristina nunca ha sido abordada públicamente por Letizia ni por el resto de los miembros de la familia. Esta discreción ha alimentado el misterio en torno a su figura, pero también refleja el profundo respeto por el dolor que aún perdura.