Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano se divorciaron hace más de dos décadas, no obstante se les ha podido ver unidos en varias ocasiones, solo en celebraciones familiares en los que hay cámaras delante. No obstante, en la esfera privada, el trato entre ambos es prácticamente inexistente: ni siquiera se dirigen la palabra. Una de las últimas veces que se les vio juntos fue en la mayoría de edad de Leonor o en la confirmación de la infanta Sofía. Es probable que en el cumpleaños de la benjamina de la familia vuelvan a aparecer juntos y con sus respectivas parejas.

En la actualidad, Jesús Ortiz ha rehecho su vida sentimental junto a Ana Togores, con quien contrajo matrimonio poco antes de que su hija Letizia se casara con el entonces príncipe Felipe. Por su parte, Paloma Rocasolano, quien se jubiló de su labor como enfermera hace ya tres años, mantiene una relación con Marcus Brandler, un empresario de raíces nigerianas.

Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano en la confirmación de Sofía
Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano en la confirmación de Sofía

Las hermanas Letizia, Erika y Telma crecieron en un entorno familiar complicado. A medida que se acercaban a la adolescencia, comenzaron a manifestarse los conflictos dentro del matrimonio de sus padres. El detonante fue un cambio profesional: Jesús Ortiz recibió una oferta de trabajo en Madrid, lo que implicaba dejar Asturias, donde las oportunidades laborales eran escasas. El traslado supuso un giro radical en sus vidas, especialmente para Paloma, quien renunció a su empleo en un centro médico y dejó atrás su círculo social y su rutina para apoyar a su entonces esposo.

Letizia, Telma y Erika no perdonaron a Jesús Ortiz el engaño a su madre 

Sin embargo, lejos de fortalecer su unión, este cambio aceleró el desgaste de la relación. En ese nuevo entorno madrileño, Jesús comenzó a estrechar lazos con Ana Togores, una colega suya, y aunque nunca se ha confirmado una infidelidad, se sospechó que este vínculo fue uno de los motivos de la ruptura definitiva. La convivencia se había vuelto tensa y plagada de reproches, lo que hizo imposible sostener la relación.

La separación fue dura para las hijas del matrimonio. Crecieron en un ambiente cargado de discusiones y tensiones, lo que influyó en su desarrollo emocional. Pronto, cada una optó por emanciparse en busca de estabilidad y afecto. Las tres encontraron en parejas mayores y emocionalmente asentadas una figura paterna que sintieron ausente durante su infancia. Letizia, por ejemplo, inició una relación con uno de sus profesores cuando apenas tenía 17 años. Este patrón se repitió en sus hermanas, quienes, al igual que ella, buscaron inconscientemente suplir esa figura masculina ausente a través de relaciones con hombres más experimentados.

Jesus Ortiz y Paloma Rocasolano efe
Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano / EFE