La reputación de la Reina Letizia ha sido objeto de intenso escrutinio y controversia debido a las declaraciones de Jaime del Burgo y las publicaciones de Jaime Peñafiel, lo que ha generado un impacto significativo en su imagen pública. Además, parece haber una tercera persona interesada en dañar aún más su reputación. Estas consecuencias eran, en cierta medida, anticipadas por el rey Juan Carlos cuando el entonces príncipe Felipe le presentó a Letizia, quien en ese momento era una conocida presentadora de informativos. Juan Carlos creía firmemente que la incorporación de una plebeya a la familia real solo traería complicaciones y que sería difícil mantener en secreto ciertos aspectos de su vida. Con el tiempo, varios detalles han salido a la luz, incluyendo rumores sobre sus presuntas relaciones extramaritales. La situación se volvió aún más complicada cuando un abogado afirmó que Letizia había sido infiel al rey Felipe durante varios años, repitiendo un patrón de comportamiento que, según algunas fuentes, también ocurrió durante su primer matrimonio con Alonso Guerrero. Además, en ese período, Letizia habría mantenido una relación con otro hombre, Jim Russo, un compañero sentimental de su juventud.
El romance entre Letizia y Jim Russo tuvo lugar cuando ella tenía unos veinte años, antes de su matrimonio con Alonso Guerrero, aunque ya estaba comprometida con él. En ese momento, Letizia trabajaba como becaria en la agencia EFE, donde conoció a Russo. Según declaraciones hechas por Russo a Antonio Montero, la relación se consumó en varias ocasiones, incluyendo encuentros en el hotel Holiday Inn de la calle Ourense en Madrid y en el Parador de Almagro. Letizia siempre ha mostrado preferencia por encuentros discretos en lugares poco conocidos, como apartamentos de alquiler o pequeños hoteles en Madrid.
Durante un viaje a México, Letizia buscó reunirse con Jim Russo, quien entonces vivía en Houston. Russo relata que, naturalmente, compartieron la cama y que incluso realizaron un viaje juntos a Las Vegas. Sin embargo, también menciona un comportamiento peculiar por parte de Letizia: ella no le permitía usar el baño de la habitación del hotel para sus necesidades, obligándolo a bajar al vestíbulo. Este incidente revela un posible lado autoritario en la personalidad de Letizia. Se dice que la relación entre ellos terminó en malos términos, con fuertes discusiones que llegaron al extremo de que Letizia agrediera físicamente a Russo en una ocasión. Esta es una de las razones por las cuales la reina podría temer que Russo intente aprovecharse de la situación.
Según Maica Vasco, citando a Antonio Montero, Jim Russo asegura que Letizia se acercó a él únicamente por interés. De acuerdo con sus declaraciones, Letizia presionó a Russo para que le pidiera a su jefe que la incluyera en la agencia, bajo la amenaza de terminar su relación si no lo hacía. Esto le permitió a Letizia construir su currículum como periodista, lo que llevó a que Russo la calificara de "parásito" y de ser muy interesada. Estos detalles se pueden ver en un vídeo de YouTube de la periodista Maica Vasco, titulado "Reina Letizia: Antonio Montero es su peor miedo", específicamente a partir del minuto 35.
Letizia era una mujer muy ambiciosa, por eso llegó a ser reina
En la entrevista que Russo concedió a Antonio Montero, el ex amante de Letizia sugiere que mantuvieron encuentros esporádicos a lo largo del tiempo, aunque él afirma que ella solo lo utilizaba para avanzar en su carrera como periodista. Antes de conocer a Felipe y convertirse en reina, Letizia tenía como principal objetivo llegar a lo más alto en el periodismo. Su ambición ha sido una característica destacada por quienes la han conocido, como Joaquín Abad y Jaime Peñafiel. Maica Vasco refuerza esta idea, subrayando que Letizia se acercaba a los hombres movida únicamente por su interés personal.
En cuanto a su relación con Jim Russo, Letizia parecía tener un propósito claro: llegar a Felipe VI. En una ocasión, mientras estaban en casa, Letizia le comentó a Russo que el príncipe Felipe iba a visitar su lugar de trabajo, la agencia EFE. Al enterarse de esto, Letizia prácticamente obligó a Russo a intentar acercarse al príncipe durante la visita oficial, con el objetivo de establecer algún tipo de contacto. Aunque Russo intentó cumplir con esta petición, la seguridad que rodeaba al príncipe y la naturaleza breve de la visita solo permitieron un fugaz intercambio de palabras, que no duró más de 10 segundos.