Juan Carlos I está a punto de pasar por quirófano para someterse a una operación cardiaca. Será la 17ª vez que lo hace, aunque es la primera ocasión en la que se tiene que intervenir el corazón del monarca, de 81 años. La noticia ha sido una de las más comentadas en los medios de comunicación, y quizás porque las previsiones hablan de una intervención sin mucho riesgo ha habido cierta relajación en el tono y el contenido de algunos conocidos cronistas reales. Es el caso del 'juancarlista' acérrimo Jaime Peñafiel, que revelaba en Todo Es Mentira el gran secreto que esconde Juanito a raíz de una de sus operaciones: Sabíamos de rodillas, caderas, muñeca, pelvis o pulmones, pero no que "perdió un testículo".
"Le han tocado todo, hasta los mísmisimos testículos", decía Peñafiel, desatando las carcajadas de los colaboradores del programa. El veterano periodista explicaba que a raíz de una caída en los Alpes le operaron de la pelvis. Una intervención que se complicó inesperadamente, y como "aquello era muy delicado", se optó por extirparlo. El plató estallaba en chistes como "entre que le toquen los cojones o el corazón...", y Jaime empezaba a ser consciente de que la revelación traería cola. Por eso se ha esforzado en cambiar el discurso y centrarse en una zona més alejada de la anatomía de Borbón. Puedes oír la conversación haciendo click en la fotografía.
Si nada más difundirse la noticia conocimos las materialistas peticiones del emérito para el día de la operación, ahora también sabemos que Juan Carlos es un monarca... y un monórquido. Una característica que lo hermanaría (un poco más) con Francisco Franco (o Adolf Hitler, o Napoleón Bonaparte...) Caprichos del destino... y del poder.