José Antonio Zarzalejos (Bilbao, 66 años) fue director del diario ABC, el periódico más monárquico de España. Confiesa a El Nacional: "Yo no soy monárquico. Estoy con la monarquía". Como periodista, sus columnas se han anticipado a la abdicación y posterior exilio del rey Juan Carlos. Como autoridad en el análisis de la Corona española ha escrito un libro documentado e imprescindible para entender cómo se ha gestionado el paso de un rey a otro, algo inédito en la Historia de la democracia española. En Felipe VI, un rey en la adversidad (Editorial Planeta) aparece todo. O casi todo. Las dos grandes adversidades de Felipe VI son su padre y Cataluña. Acepta una entrevista con un digital poco monárquico, El Nacional.
El libro da algunas exclusivas nunca escritas sobre los reyes, como el mal estado de salud mental del rey Juan Carlos, ¿padece demencia senil?
Hablo de leve incapacidad cognitiva. A su edad provecta, 83 años, padece lapsus de memoria, más mediata que inmediata, y tiene mala relación con la realidad. Le impide hacer autoevaluaciones de sus conductas. Juan Carlos no tiene la percepción que sus conductas, que llevan a su expatriación, eran inaceptables e inapropiadas, y ya se verá si con consecuencias penales. Él se victimiza y se sitúa en una burbuja. No termina de entender qué le pasa.
Es usted muy duro con el emérito, le atribuye avaricia, promiscuidad y prepotencia. Y también es duro porque lo dice usted.
Lo duro no son las palabras, son los hechos. Promiscuidad es evidente en lo sexual. Al margen de su matrimonio se conocen 3 ó 4 relaciones extramatrimoniales. La más conocida es Corinna Larsen. Tendría que cuidar por la dignidad de la reina consorte. Avaricia es evidente: recibe, en el mejor del los casos, una donación de 100 millones de dólares y los oculta a Hacienda siendo jefe del Estado. Suponiendo que no tenga un origen ilícito, debió declararlo por el Impuesto de Donaciones y pagarlo a la Comundad de Madrid. Y prepotencia porque se vale de una situación privilegiada para saltar de la inmunidad a la impunidad.
Se prevé una Ley de la Corona, ¿habría que evitar su inmunidad por delitos fuera del ejercicio del cargo, como el fraude fiscal?
Esta legislatura es improbable que se haga esa Ley. No está claro que la Constitución permita regular el Estatuto del Rey sino solo aspectos de la abdicación y la sucesión. Lo de la inviolabilidad se debate en muchos países y hay una demanda de acotarlo: que no se le proteja por delitos que pueda cometer en el ámbito privado.
En su libro se intuye que Iñaki Urdangarín fue un chivo expiatorio: ¿hizo el yerno lo que vio en Casa Real?
A eso se sujeta la infanta Cristina para evitar hacer un gesto de contrición ante la sociedad. No sé si Iñaki Urdangarín vio esos comportamientos en su suegro. Con esos comportamientos hay que ser radicales y cortarlos. No llamaron a Juan Carlos ni como testigo porque su inviolabilidad comprende no poder llamarle a testificar. Es así porque de su testimonio se podría derivar una responsabilidad penal. Y era inviolable.
¿Cree que Juan Carlos será imputado por el Tribunal Supremo?
Hay una parte de sus conductas que están cubiertas por la inviolabilidad, otras por la prescripción y otras por la regularización fiscal que hizo en diciembre, por gastos hechos a cargo de donaciones de personas extranjeras. Pagó más de 600 mil euros de regularización fiscal a la Comundad de Madrid. Y lo del patrimonio en Jersey el emérito niega que sea suyo.
Hay cierta cautela en el Estado en proteger al rey. ¿Por qué el CIS deja de preguntar por la valoración del rey, después de suspender tanto a Juan Carlos como a Felipe VI?
Desde 2015 ya no preguntan. Yo soy partidario que de forma inmediata el Gobierno pregunte sobre el rey a los ciudadanos porque parece que quieren ocultar algo. Hay encuestas privadas en que el rey saca notable pero es cierto que si se pregunta por monarquía saca un aprobado raspado y si se pregunta por Felipe VI saca notable. Pero el CIS debe preguntar. No hay transparencia en eso.
Su libro aborda que una de las adversidades del jefe del Estado es el procés. Usted escribe que en Cataluña hay "síndrome de Estocolmo colectivo" con el independentismo. Una metáfora severa. ¿Puede explicarla?
El libro es duro con Felipe y con el conjunto de la sociedad, también con Cataluña. En Cataluña hay alta aristocracia, alta burguesía, especialmente la barcelonesa, y son monárquicos. Pero no hablan. Ha habido ministros catalanes en todos los gobiernos de España. Hay dos padres de la Constitución que son catalanes, Roca Junyent y Solé Tura. Cataluña votó con el mayor porcentaje de síes de España a la Constitución. Eso no ha desaparecido. Toda la clase dirigente catalana, la empresarial, cultural, aristocrática, plutocrática ¿se ha hecho independentista?. A eso me refiero con lo del síndrome de Estocolmo.
¿Y el discurso de Felipe el 3-O?
Rajoy es un hombre indolente, con Cataluña o con la corrupción. Con todo. Rajoy pensaba que el procés era una coartada para negociar contrapartidas económicas con la Generalitat. Felipe habla con Artur Mas y detecta que el problema es más serio, no un mero proceso de negociación. Ve que es una apuesta rupturista que crece. El 3-O viene dado por esa divergencia con el criterio de Rajoy y porque cuando va a Cataluña tras los atentados en agosto de 2017 comprueba que el Estado ha desaparecido. Y el rey ve cómo el Estado fracasa en Cataluña el 1-O. Hubo papeletas, urnas y colegios. Aunque fuese ilegal hubo un referéndum. Su ministro Wert reconoce que ese día Rajoy entra en shock. Ante eso el rey pide a Rajoy hablar el 3-O, lo consulta con Miquel Iceta y Pedro Sánchez y pronuncia ese discurso que en Cataluña es ampliamente mal recibido.
En ese discurso el rey omite la brutalidad policial o que 2 millones salieron a votar y les atizaron, ¿por qué lo omite?
Eso es un terreno de las emociones y los sentimientos. Hubo una evaluación política para hacer ese discurso. No soy capaz de decir si acertaron pero decidieron ceñirse a lo que se ciñó y no a otras cosas. Tenga en cuenta que la policía se sentía profundamente humillada por mal dirigida, mal coordinada y los agentes sufrieron esa humillación. Se refirió solo a las autoridades de la Generalitat, pero todo es discutible. Yo creo que al rey no le correspondía hablar de eso. Le tocaba a Rajoy, al ministro Zoido o a los jueces.
n
La jefatura del Estado está en manos de una familia, en tanto que hereditaria. ¿Usted es crítico con la reina consorte Letizia?
No soy crítico, recojo declaraciones críticas de ciertos periodistas, progresistas o feministas decepcionadas que creyeron que Letizia jugaría otro papel y no solo de esposa y madre. La prioridad de Letizia ha sido educar a sus hijas sin intermediarios. No han tenido tutores ni preceptores como era tradición. En particular Letizia se ha ocupado de su educación. La agenda de Letizia será distinta cuando sus hijas sean mayores de edad. Yo deseo que tenga otro rol en el futuro.
¿Cómo se explica que la educación de Leonor en Gales lo paguen no los Presupuestos sino del salario de los reyes? Es una extraña monarquía republicana.
En el libro ya advierto que Felipe anunciará en 2021, como ha sucedido, que la princesa Leonor estudiaría en el extranjero. Le doy a usted toda la razón: la educación de la heredera debería pagarlo el Estado. Pero hay tanta presión crítica contra Felipe que dice "que quede claro que pago yo". Se ha pasado del consenso permisivo con Juan Carlos al consenso inquisitorial con Felipe VI.
Acabamos con otra opinión poco escrita que aparece en el libro: que el reinado de Felipe durará menos que el de Juan Carlos.
En el s.XXI la vieja idea que los reyes mueren en la cama no es cierta. Solo los reyes de Inglaterra y Noruega son mayores de 80. Felipe es el más joven de todos los reinantes. Acotará su reinado porque ahora es mucho más intenso, está más bajo los focos. Y es bueno que tengan ciclos que no sean los vitales. El rey no se irá por hostilidad. Se irá cuando quiera o cuando los españoles cambien monarquía por república. El primero que entregará las llaves al presidente de la III República será Felipe VI.