Nos encanta analizar royals y más royals. Y más si son jóvenes y están en la edad del pavo, ya que seguro que, en un futuro, despuntarán. Leonor de Borbón, Victoria Federica, Irene Urdangarin y la infanta Sofía son algunas de ellas, pero también hemos comentado en más de una ocasión a Isabella de Dinamarca, al guapo Christian de Dinamarca, a Alexia de Holanda, al príncipe Jorge... Un poco de todo. Hoy vamos a analizar a otra. Tiene un nombre poco royal y hace menos de tres años que es oficialmente princesa. Es la hija de Delphine de Bélgica... Hablamos de Josefina de Bélgica.
Josefina de Bélgica es, quizás, una de las royals más prometedoras del panorama actual del viejo continente. Nacida en octubre de 2003, Josephine tiene 19 años y apunta maneras. De la quinta de Irene Urdangarin, Leonor y Alexia de Holanda, esta princesa belga es alegre, animada y estudiosa. Con su edad ya está cursando una carrera universitaria con un significado muy especial. Se trata de algo centrado en los Derechos Humanos, en honor a lo que hizo su madre Delphine (que luego explicaremos) con tal de destapar una relación extramatrimonial.
Sobre su futuro, se sabe que Josefina quiere ser abogada, también en honor a lo que hizo su madre. Su padre es Jim O’Hare y, en casa, siempre se ha hablado inglés, motivo por el cual, aun y vivir en Bélgica, Josephine sigue estudiando en inglés. De Josefina no hay muchísimas fotos, pero sí de su madre, que tiene un Instagram abierto (@delphine_de_saxe_cobourg) en donde, de vez en cuando, cuelga fotos con su hija. Josefina es rubia, de piel muy blanca y parece que le encanta la papiroflexia. Llegará lejos.
Polémica con su abuelo: Alberto II
El motivo por el que Josefina ha sido recientemente princesa y no desde el momento de su nacimiento es por toda la polémica que ha rodeado a su madre, Delphine. Delphine es la hija de Alberto II, pero no de Alberto II de Mónaco, sino del de Bélgica, quien abdicó en 2013. El problema es que no se supo del cierto si Alberto II era el padre de Delphine hasta 2020. Unas pruebas de paternidad y de ADN a las que se sometió el ex monarca revelaron que sí, que finalmente Delphine era la hija del matrimonio formado por Alberto II y la baronesa Sybille de Selys Longchamps. Alberto, al principio, se negaba a someterse a estas pruebas, pero la presión de la familia real belga, que le llegó a imponer multas diarias de miles de euros por no someterse a la prueba paternal, hizo que Alberto se sometiera al examen de ADN. Desde el momento en que se reconoció a Delphine como la hija legítima, esta pasó a ser princesa, así como sus hijos, incluida Josefina.