La rivalidad entre Carolina de Mónaco y su cuñada, la princesa Charlène, ha sido objeto de especulación durante años. Sin embargo, recientes informes indican que esta tensión se ha manifestado de manera tangible en el acceso a las joyas históricas de la Casa Grimaldi.​ Según un artículo de La Razón, Carolina de Mónaco mantiene bajo su custodia el joyero real, compuesto por piezas de incalculable valor histórico y simbólico. Estas joyas, que incluyen tiaras, collares y broches, han sido tradicionalmente utilizadas por las mujeres de la familia en eventos oficiales. Sin embargo, Charlène ha sido excluida de su uso, optando por lucir piezas modernas y personales en sus apariciones públicas.​

La exclusión de Charlène del joyero real no solo refleja una cuestión de protocolo, sino también una lucha de poder dentro de la familia. Carolina, como hija mayor del príncipe Rainiero III y Grace Kelly, ha desempeñado un papel destacado en la vida pública del principado, especialmente durante las ausencias de Charlène por motivos de salud. Este protagonismo ha reforzado su posición como guardiana de las tradiciones familiares, incluyendo el control sobre las joyas históricas.​

La tiara 'Ocean' es una de las joyas más emblemáticas e importantes de Charlène

La tiara 'Ocean', regalo de boda del príncipe Alberto a Charlène, es una de las pocas piezas significativas que posee la princesa consorte. Diseñada por Van Cleef & Arpels, esta tiara puede transformarse en collar y simboliza la pasión de Charlène por el mar, reflejando su pasado como nadadora olímpica.

Una relación poco cercana entre Carolina y Charlène

La relación entre ambas princesas ha sido descrita como distante. Durante eventos oficiales, la interacción entre Carolina y Charlène es mínima, y las miradas frías y la falta de gestos de afecto son evidentes. Además, se ha informado que Carolina ha acusado a Charlène de ser una mala madre y de alejar a sus hijos del príncipe Alberto, lo que ha intensificado aún más las tensiones familiares.​ En contraste, Charlène ha encontrado apoyo en Estefanía de Mónaco, con quien ha fortalecido lazos en los últimos años. La presencia de Estefanía en eventos organizados por la Fundación Princesa Charlène sugiere una alianza inesperada dentro de la familia Grimaldi.​

El control del joyero real por parte de Carolina y la exclusión de Charlène reflejan las complejas dinámicas de poder y tradición en la Casa Grimaldi. Mientras tanto, la princesa consorte continúa forjando su propia identidad dentro del principado, utilizando sus propias joyas y fortaleciendo alianzas que podrían redefinir su papel en el futuro.​ La situación plantea preguntas sobre la evolución de las monarquías modernas y cómo las tradiciones se adaptan (o resisten) a los cambios generacionales y personales. En Mónaco, las joyas no solo adornan, sino que también simbolizan el poder, la historia y las intrincadas relaciones familiares que definen a la realeza.