La imagen de Juan Carlos I impedido en Abu Dabi sigue generando todo tipo de reacciones. Según el entorno del emérito huido, también la del propio protagonista: su cabreo sería mayúsculo. No quiere que nadie lo vea así, viejo, decrépito y dependiente de la ayuda de sus escoltas. Un regalo envenenado por su 83.º cumpleaños, explican en 'El Español'. La estampa chocaría con lo que cuenta a todo aquel que mantiene contacto con el Borbón, empeñado en volver a España lo antes posible y hacerse a la mar en Sanxenxo. Una misión más que imposible, viendo las dificultades del experto marinero para bajar de un yate en el lujoso club náutico de Yas, por mucho que asegure que está machacando en el gimnasio para volver en plena forma. Ahora bien, la aparición de la instantánea levanta sospechas: hay quien la ve como un movimiento in extremis para ablandar a la opinión pública española, perdonar sus pecados y allanar su viaje de vuelta. "Alguien miente: o lo que cuenta Juan Carlos o la pose de la foto".

Juan Carlos impedido en Abu Dhabi / Telecinco

La teoría de la puesta en escena lastimosa tiene como objetivo principal el corazón de su hijo, el Rey Felipe: "Esta situación tampoco puede durar mucho más... Tendrán que tomar una decisión. Esperemos que sea un poco más benévolo y le permita volver ya". Si no es así, cualquier cosa podría pasar. Una muy concreta: que muera. Una posibilidad que el entorno de Zarzuela no vería mal, según la cabecera de Pedro Jota Ramírez. "Sería lo mejor para la familia", indican estas fuentes, aunque que algunos lo verían como el golpe definitivo al reinado de Felipe VI. No todos, claro, porque hay quien consideraría su deceso lejos de España como un win-win: capilla ardiente en palacio, súbditos haciendo cola para llorar su pérdida, entierro televisado y, lo que preocupa más a la Corona, "se terminarían las cuentas con la justicia, borraríamos a Corinna del mapa y se pondría en valor la parte positiva del paso por la historia de Juan Carlos de Borbón". La muerte como expiación para mayor gloria real. En Zarzuela, desesperados, no se andan con chiquitas.

Juan Carlos cerrando los ojos / GTRES

Felipe y Letizia de funeral / EFE

No es lo que quiere Juan Carlos, evidentemente, pero el d-emérito ya no tiene ni voz ni voto. Luchará con las pocas fuerzas que, aparentemente, le quedan. Veremos quién gana el pulso: el padre, el hijo... o la parca.