El 5 de enero celebramos la Noche de Reyes, pero Juan Carlos de Borbón y la providencia divina intentaron interferir en esta fiesta popular para robarle el protagonismo: es el día de 1938 en el que nació el rey emérito y huido de España. Cumplirá 84 años lejos, muy lejos de España, ya que decidió instalarse en este inexpugnable paraíso para ricos y poderosos. Juan Carlos entra en estas categorías: el problema es qué ha hecho con su poder a lo largo de los años, así como saber cómo ha amasado su fortuna personal. Bien, más que saberlo, que es público y notorio, juzgarlo. Hacer justicia, si es que de eso queda en España.
Total, que el monarca tiene que pasar por el trance de soplar una vela más del pastel de aniversario y hacerlo por narices, es decir: no puede volver porque primero, no lo quieren en casa, y segundo, no las tiene todas consigo. La segunda circunstancia no le preocupará demasiado, porque la protección del Borbón por parte de instituciones y entidades del Estado es evidente. Ahora bien, que no lo quieran en Zarzuela es más que una cuestión política. También es familiar: su hijo Felipe le cierra el retorno (por no hablar de Letizia, claro). Y eso duele. La sangre de su sangre lo repudia para intentar salvar el negocio. Él, que siempre ha sido generoso y nada avaricioso, ve cómo una corona vale más que un padre... Sería un drama brutal, ¿verdad? Lástima que se trate de un escándalo mayúsculo de la Jefatura de un estado democrático. Entonces lloras, pero por otros motivos.
Las cosas de familia son temas delicados en la monarquía española. Juan Carlos, los tejemanejes, las amantes, las cacerías. El cuñado Iñaki Urdangarín, la corrupción. Froilán, la noche. Victoria, la noche plus y alguna tarjeta black, dicen. En fin. Felipe hace malabarismos para no resbalar en la cuerda floja mientras su madre Sofía está apartada en un rincón en una situación difícil de digerir. Después tenemos a las hijas, Elena, la amiga de VOX y Cristina, ay, Cristina, que dan para más capítulos de la historia. Pero estas dos miembros de la estirpe han sido, hasta el momento, el gran bastión de su padre. Han viajado a menudo a verlo, incluso por el cumpleaños de 2021. Pero eso no pasará este año, según leemos en Vanitatis. Cambio de planes a última hora: lo han dejado solo y, además, han montado una 'fiesta' en Madrid con su mujer, a la que tanto ha hecho sufrir, Sofía.
Las infantas habían expresado en público su deseo de ir a visitarlo a los Emiratos Árabes, pero no han tomado el avión y, excepto un milagro o un jet privado, no estarán. No se saben los motivos de la cancelación de los planes, pero todo es muy extraño, mucho. Por primera vez en mucho tiempo han pasado la noche de Fin de Año separadas. Elena, en Toledo con una panda de amigos; Cristina con Iñaki y sus hijos en Vitoria-Gasteiz con visita a Baqueira para esquiar. Si ya es excepcional que hagan vidas separadas, que no se pongan de acuerdo para ir a ver Juan Carlos hiede a chamusquina. Y si además, se reúnen con "el enemigo" para celebrar el aniversario con una comida... pues vaya. Llamadme malpensado. Lo acepto.
Veremos si después del 83 y del 84 Juan Carlos tiene que celebrar el 85 también en "el exilio". Ya le falta un día menos.