Si el amor fuera una lotería, a Juan Carlos le hubiera tocado el gordo centenares a veces a lo largo de su vida. Es tan asquerosamente rico en aventuras sentimentales como rico con respecto a su fortuna económica, un hombre coherente, sin duda. La ironía es sangrante; para todos los contribuyentes españoles que ven cómo hay clases y clases, y para su mujer Sofía, que aguanta una carretilla de amantes sobre su título de emérita. La griega lo hace con resignación y pena, pero también con convencimiento y cierta devoción. Es una profesional de la realeza en el sentido más caduco de la palabra, un marido que te engaña es un peaje que está dispuesta a pagar por una vida de reina. Y la multitud de amigas especiales de Juanito siempre provoca actividad en torno al emérito: Corinna y Bárbara Rey han sido las últimas en sacudir su existencia. Ahora tenemos una tercera que le escribe desde París, la Ciudad del Amor. Parece una carta, pero no: es un artículo en la famosa 'París Match'.

La revista del corazón por antonomasia en Francia emula a la competidora 'Point de Vue', que perdía la cabeza con Froilán en una lista de solteros de oro de pacotillae. Pero 'París Match' es el ¡Hola!' del país, para que nos entendamos, y puede contar con plumas de fantasía. Es decir, que como tocaba hablar de la visita de Juan Carlos a la capital del país como invitado de Mario Vargas Llosa, quién mejor para enjabonar con desvergüenza al monarca y residente fiscal en los Emiratos que alguien que lo conoce a fondo. Una amante. Y su biógrafa. Laurence Debray, autora de 'Mi rey caído', de la que el periodista Ernesto Ekáizer aseguró que mantenía relaciones íntimas con Borbón. Eso lo sabe Juan Carlos, Laurence i Ekàizer, el resto del mundo solo puede especular. Lo que sí sabemos es la pasión pública de Debray por el emérito: "Yo era la única en la familia –y creo que en media Francia– que amaba al rey Juan Carlos. Hay algo posesivo ahí".

Juan Carlos y Laurence Debray en la Zarzuela / TVE

Laurence Debray, biógrafa y amante de Juan Carlos, escribe sobre él en la famosa 'París Match'

La escritora francesa firma un artículo que a buen seguro ya ha quedado enmarcado y colocado en la residencia del Borbón en Abu Dabi. Es una declaración de amor en toda regla, no se puede describir con tanta ceguera emocional sin sentir mariposas en la barriga y cierto calorcillo interior. Imaginen la escena: centenares de personas, la gran mayoría importantísimas de la muerte haciendo cola para saludar a Juan Carlos como si fuera un Rolling Stone. Él, humildemente, recibió tanto afecto sin querer llamar la atención. Era el día de su amigo Vargas Llosa, "podía robarle el show" y eso le preocupaba. Muy típico del emérito, claro. Cosa que cambiaba radicalmente al día siguiente en la cena privada ofrecida por el presidente francés Emmanuel Macron. Tres hombres solos, sin mujeres, testosterona a  tope. Muchos temas sobre la mesa: las amantes del emérito, la propia Debray. O Isabel Preysler, la cabezada de Patrícia Llosa, la "pichula" del peruano... El mandatario estaría encantado con las batallitas de la pareja.

Mario Vargas Llosa en París / EFE
Patrícia Llosa duerme durante el discurso de Mario Vargas Llosa / Youtube
Emmanuel Macron / EFE

Debray enloquecida: "Juan Carlos volverá a La Zarzuela"

Pues no, Silvia Taulés en Vanitatis explica que fueron otros temas, según Debray, claro: "No quiso perder la ocasión de entretenerse con un rey, de cantar sus valores democráticos y los de los escritores comprometidos contra las derivas populistas". Tienes que reír. Cómo hizo el monarca antes de volver a casa y al "silencio y el letargo". Conmovedor. Pero tranquilos, Laurence confirma que volverá. ¡Y a la Zarzuela! Si sale el PP, seguro: "Espera poder, quizás un día, instalarse de nuevo en el Palacio de la Zarzuela, su casa, junto a su hijo el rey Felipe VI", aunque "el actual Gobierno no le tiende la mano". No como Francia, encantada de recibirlo y de tratarlo con adulación. Especialmente la biógrafa, que se desvive por su amor platónico. La hace enloquecer.

Juan Carlos en París / GTRES
Laurence Debray / Europa Press

Vaya película de sobremesa. No se la cree nadie.