Juan Carlos de Borbón y de Abu Dabi tiene 85 años. Una edad considerable y que, evidentemente, le permite tener un currículum de vivencias rico y variado. Más teniendo en cuenta su condición de royal, claro, sus experiencias tienen muy poco que ver con la de los vasallos. Su comportamiento, tampoco. Pero claro, son cosas de la inviolabilidad monárquica, era intocable. El dictador fascista Francisco Franco se encargó de conferirle una bula divina, y el hombre ha exprimido al máximo las posibilidades de este don. Ha tirado tanto la cuerda que al final se ha roto y ha quedado al descubierto. Evidentemente, no le pasará nada, lo tiene todo atado y bien atado. Pero con respecto a su imagen pública, es alguien acabado. No hay marcha atrás.
Esta es una certeza que incomoda a la tropa juancarlista, claro. Que se ponga en cuestión el legado de su ídolo tiene sabor a herejía, a ofensa de dimensiones bíblicas. A ultraje. Pero en vez de pedirle explicaciones se dedican a excusarlo, justificarlo, absolverlo y sobre todo a pasarle la mano por el lomo. Hay verdaderos especialistas en la materia, como el periodista y amigo íntimo Jaime Peñafiel. El más veterano de los cronistas reales tiene estampado el número 1 en el carné del club de fans del emérito. Un hecho que pesa mucho en los artículos que le dedica, todavía hoy en día, con 90 años. Ahora bien, una lectura crítica permite obtener grandes cantidades de información no demasiado elogiosa sobre Juan Carlos, aunque vaya envuelta en papel de regalo, con lacito y todo. Hay asuntos que ni la devoción más acérrima puede tapar.
Juan Carlos mató de un tiro a su hermano menor, Alfonso, en 1956
Jaime dedica su escrito semanal en 'La Otra Crónica' a recordar el aniversario que, este 29 de marzo, celebrará el emérito en su mansión de los Emiratos. Bien, celebrar no sería la palabra. Se trata del pasaje más oscuro, doloroso y trágico de su vida. Han pasado 67 años, pero el recuerdo persiste. Aquel día en Villa Giralda, en la localidad portuguesa de Estoril, el Borbón destrozaba a su familia: mataba de un tiro a su hermano Alfonso. Juan Carlos, de 18 años, jugaba con una pistola calibre 22 con el adolescente Alfonso, de 15. El arma, un regalo de Franco, era un objeto de deseo constante para los hermanos. Juan de Borbón la tenía guardada bajo llave, pero los hijos consiguieron hacerse con ella. Estaba cargada con una bala, la misma que entró por la nariz de Alfonso, matándolo inmediatamente. El padre del emérito lanzó la pistola al mar después de interrogarlo severamente: "Prométeme que no lo has hecho a propósito". El drama machacó el clan: su madre, María de las Mercedes, se cayó en una depresión y en el alcoholismo. Decían que se bebía los frascos de perfume, intentando olvidar... o acabar con todo.
Jaime Peñafiel recuerda el drama a través de las cartas de amor de Juan Carlos a su primera amante
Este drama, que también ha sido explicado con gran precisión por Pilar Eyre e incluso por Corinna Larsen, ha perseguido a Juan Carlos durante toda su vida. Peñafiel es testigo presencial del día en el que el Borbón manifestó las secuelas de matar a un hermano "por accidente", recalca. El escritor y periodista compró un lote de cartas de amor personales del padre de Felipe VI a su primera amante, la italiana Olghina de Robilant. Un 29 de marzo, precisamente, confesaba esto: "Mala fecha que me trae tristísimos recuerdos. Pero, en esta vida hay que vivir, haciendo de tripas corazón y seguir adelante siempre, siempre, pues para eso nos ha puesto Dios en este mundo". Según Jaime, el sentimiento de culpa no ha desaparecido, y en fechas como estas vuelve a manifestarse con virulencia, lo atormenta.
Los errores de Juan Carlos siempre han sido mayúsculos. Una costumbre que jamás ha abandonado.