Calladito, con mala cara y perfil bajo. ¿Cómo han cambiado las cosas en menos de un año, verdad, Juan Carlos? La segunda vuelta del emérito a territorio español tiene los mismos ingredientes que la primera: Sanxenxo, regatas, amigos, aeropuerto. El sabor de la receta, sin embargo, es totalmente diferente. Este es más amargo, agrio y poco lucido. Un fiasco. Siempre se ha dicho eso de "lo que mal empieza mal acaba", y así va la cosa: las señales de Londres eran evidentes, Carlos III pasaba de él por indicación sutil de Felipe VI y la prensa del país lo caricaturizaba sin piedad. Su gran momento en el Chelsea - Real Madrid también fue sintomático: el que invitaba era Florentino Pérez, ni el club inglés ni ninguna autoridad. Eso molesta, aunque no tanto como comprobar que si quiere aspirar a volver definitivamente y sin oposición familiar, tendrá que bajar la cabeza y obedecer. El amo ya no es él, ahora lo es su hijo.
Un hijo que le dejó muy claro que el viaje de 2023 no podía ser un espectáculo exhibicionista como el de 2022. Por eso vetaban el destino gallego, los colegas y sobre todo, la exposición pública intencionada y con aires de héroe redimido. La respuesta era un desafío, como filtrar la foto con Froilán y Elena en Abu Dabi justo el día de la reaparición en España de la futura reina Leonor. El abuelo ofrecía resistencia, y por eso la prohibición de asistir a la coronación del primo Charles, que ni siquiera lo ha recibido para comer en privado. El mensaje ha tenido efecto y Juan Carlos ha llegado a Galicia mudo, como mudos están sus amigos. Pedro Campos, por ejemplo, que ya no habla con alegría sobre su invitado. Eso sí, de manera privada lo sigue tratando como un rey, proporcionándole sus vicios preferidos: marisco a go-go de una pescadería de Portonovo.
Bomba sobre Juan Carlos y su testaferro en 'Sálvame'
La escala gallega no será la única que, presumiblemente, haga el emérito durante estos próximos días. Se ha hablado mucho de Barcelona, donde tiene otro amigo de tiempos inmemoriales: Josep Cusí. La visita tendría que ver con operaciones inmobiliarias destinadas a ultimar la futura herencia, quiere deshacerse de propiedades en Catalunya que tendría a nombre de terceros. Hacer caja y preparar los lotes millonarios, vaya. Ahora bien, hay otro movimiento económico que se acaba de poner sobre la mesa y que es una bomba: afecta a Juan Carlos por su amigo y testaferro mexicano, el empresario Allen Sanginés-Krause. OK Diario afirma que 4 meses después de la aparición de los audios de Corinna, el proveedor de tarjetas black borbónicas compraba el hotel Villa Magna en Madrid, un cinco estrellas por 210 millones de euros. Esta información ha llegado al programa 'Sálvame' de Telecinco a través de Kiko Matamoros, que ha osado hacer una afirmación contundente: "Se le adjudica al rey como titular del hotel. Por lo tanto, tiene dónde venir a quedarse, por lo visto".
Kiko Matamoros y Belén Esteban, a navajazos por el emérito
Bomba... o petardo con pólvora mojada. Matamoros quizás no acabó de leer la información: el pasado mes de noviembre el hotel volvía a cambiar de manos, el rey ya no pintaría nada. Lo más sorprendente es quién ha saltado en plató para desmentir a Kiko y salvar a Juan Carlos: Belén Esteban. No es que sorprenda la defensa monárquica de la colaboradora, todo un clásico; lo que llama la atención es la furia: "No es verdad. La relación que tienes con el hotel no la sé, yo sé la mía". Otra retratada: no tiene ni idea de quien es el propietario, o no se lo explican. "A ti te lo van a contar", le replicaba Kiko. Ella lo tiene claro: Juancar es un santo. Total, que se ha montando la guerra: Esteban pierde los estribos y entra en terreno espinoso: "Aquí hablamos de que el rey ha robado, pero mucha gente de aquí debe dinero a Hacienda. No me toques los cojones. Paga el millón que debes".
La Agencia Tributaria comiendo palomitas en la oficina. Harán caja.