A pesar de que Juan Carlos se empeñe en presentarse a ojos de la ciudadanía como un santo varón, que no ha roto nunca un plato, que no se merece la patada que le dieron y que su lugar tendría que ser en España, y bla, bla, bla, cualquiera con dos dedos de frente, y que no sea un palmero de los Borbones, ve que el emérito es el caradura mayor del reino. Un hombre con muy poca vergüenza, que se cree que ha venido a este mundo a hacer lo que le salga del moño y que el resto le ría las gracias, le dé golpecitos en la espalda o se ponga de perfil cuándo él protagoniza algún escándalo económico, con sospechosos pactos con países árabes, o de tipo faldero, cuando le ha puesto los cuernos sistemáticamente a su mujer con centenares de amantes.

Portada revista Privé Bárbara Rey y Juan Carlos

Este tarambana, nuevamente de actualidad gracias a las fotos con su ex más famosa, Bárbara Rey, comiéndose a besos en el balcón de casa de ella o mirándole el escote con lujuria, sigue viajando tanto como puede y quiere a España, concretamente a Galicia, para ir a ver a sus amigotes de Sanxenxo, ir de vela con ellos y ponerse como el quico de marisco. Aunque su hijo Felipe le dejó claro que no era bienvenido, y a pesar de impedir lo máximo posible el trato con su hijo y su nuera, los reyes, y con sus nietas, la princesa y la infanta, Juan Carlos sigue haciendo como si nada y se presenta en el país cada vez de manera más regular.

Juan Carlos Bribon Sanxenxo EFE

Pero aunque el emérito se encuentra como pez en el agua en Sanxenxo, no es bienvenido en toda Galicia. Concretamente, hay una zona donde le acaban de regalar una bofetada a mano abierta. Explica La voz de Galicia que en El Ferrol están hasta el gorro de él y quieren ir hasta el final con una medida: Ferrol en Común llevará al pleno municipal de este jueves una moción pidiendo la retirada inmediata de la fachada del ayuntamiento del busto que retrata a Juan Carlos. Ya lo intentaron hace ocho años, y allí sigue. Esperan que finalmente se retire una imagen vergonzante, la de la cara del emérito.

 

Los motivos para enviar a freír espárragos al busto, lo que dejan claro en su argumentario, son cosas como las "informaciones e investigaciones judiciales que señalan valores poco ejemplares que no pueden ser el espejo en que se miran nuestros vecinos". Juan Carlos ahora se ha convertido en una figura "incómoda que tratan de esconder incluso desde la misma casa real". Están seguros de que ahora sí, "este busto será, seguro, retirado. No habrá que esperar más. Es el momento" añadiendo que el gasto de quitar esta cabeza de bronce de la fachada es "nula" para la ciudad. Y es que tienen claro que "cualquier personaje público sobre el cual hay pruebas más que notorias de corrupción, machismo y prácticas supuestamente delictivas no merece ocupar un espacio público presidido por nuestro Ayuntamiento". Chim pum. Más claro imposible.