Juan Carlos I deseaba lo mejor para su hijo, anhelando que este se convirtiera en un digno sucesor. Sin embargo, el joven príncipe no prestaba mucha atención a su consejo, especialmente en lo que respecta a sus relaciones personales. Aunque permitía que Felipe tuviera libertad en este ámbito, intervenía cuando se trataba de compromisos matrimoniales, oponiéndose firmemente a que contrajera matrimonio con una plebeya. A diferencia de su padre, Felipe estaba decidido a casarse únicamente por amor y no por motivos políticos o de interés. Esta postura dejaba en una posición incómoda a los miembros de la realeza y generaba tensiones con otras casas monárquicas. Decidido a seguir su propio camino, el hijo de la reina Sofía desafiaba las convenciones y seguía su corazón en sus elecciones.
En efecto, Felipe VI mantuvo relaciones con Gigi Howard, Isabel Sartorius y Eva Sannum antes de comprometerse con Letizia. Sin embargo, todas estas relaciones se vieron truncadas debido a la intensa presión mediática ejercida, en parte, por las investigaciones llevadas a cabo por Juan Carlos I, quien filtraba información a los medios para desacreditar a las parejas del príncipe. Con Letizia, esta estrategia no funcionó. El príncipe en ese entonces amenazó con renunciar al trono para casarse con ella, convencido de que era la mujer con la que quería formar una familia. A pesar de las reservas de su padre, quien la investigó al igual que a las anteriores, Letizia se convirtió en la elección de Felipe, a pesar de ser presentadora de noticias, plebeya, divorciada y con un trasfondo familiar que no encajaba con la imagen esperada para una reina.
Letizia ha demostrado con el tiempo que la capacidad para reinar se adquiere, no se hereda. Su papel ha sido crucial en la preservación de la monarquía española tras las controversias que envolvieron a Juan Carlos y el escándalo del caso Nóos. Sin embargo, su personalidad reservada y controladora ha generado cierta antipatía entre el público y ha sido consciente de los errores que ha cometido, tomando medidas para corregirlos.
Juan Carlos podría estar detrás de la campaña de desprestigio a Letizia, se ríe de ella con sus amigos, nuevo mote
Aunque ninguno de los Borbón le ha brindado su apoyo, Letizia ha debido enfrentarse sola a los desafíos que ha encontrado en su camino. La relación con su esposo Felipe se ha distanciado de su familia y amigos, y Juan Carlos I ha logrado convencer a su círculo íntimo de que Letizia es la responsable de todos sus males, incluyendo su abdicación y exilio. Existe la creencia de que el exmonarca podría estar detrás de la reciente campaña de difamación en la que se la acusa de una supuesta infidelidad con Jaime del Burgo.
Juan Carlos nunca ha querido a Letizia, y nunca se ha dirigido a ella con respeto ni a su familia. Siempre les trataba de menos, como si fuesen ciudadanos de segunda. No pertenecían a la realeza. Con su grupo de amigos no paraban de reírse, la llamaban “la marimandona”. Pero no es el único mote que le puso el emérito. Desde que conoció sus infidelidades a Alonso Guerrero y a su hijo Felipe con Jaime del Burgo se refiere a ella como “la fresca” siempre que habla con sus amigos. Un mote despectivo.