Novedades del Golfo Pérsico. Juan Carlos I, el rey huido, ha recibido la visita de un buen amigo. El periodista más facha de la galaxia, y correa de transmisión de sus mensajes desde Abu Dabi: el famoso, millonario y soldado cortesano Carlos Herrera. El de la Cadena COPE está de vacaciones en el país árabe, escondrijo del monarca desde agosto de 2020, cuando se largó sin billete de vuelta para zafarse de cualquier responsabilidad judicial ante el alud de escándalos de corrupción que golpeaban, y todavía golpean, su estropeada imagen pública.
Herrera es un 'juancarlista' cinco estrellas, el hombre que se ha encargado durante meses de trasladar al españolismo monárquico las últimas noticias sobre el Borbón. Bien, siempre desde un posicionamiento sesgado y tramposo: todo lo que sale de la boca de Herrera parece un cuento de hadas. Hemos perdido la cuenta de las veces que ha asegurado que el emérito estaba a punto de regresar a España para disfrutar de los amiguetes, del ocio cañí y del estilo de vida que le ha hecho famoso en todo el mundo. Lástima, sin embargo, que su credibilidad sea nula, porque la porquería sigue lloviendo a cántaros, pero de 'Juanito', ni rastro.
¿Qué ha hecho esta entrañable pareja em los Emiratos Árabes? Pues ponerse al día, primero, y recuperar viejas tradiciones: es decir, un festín pantagruélico en el lujoso Hotel Four Seasons, y despotricar contra 'rojos', republicanos, indepes, amantes "despechadas" y al resto de desafectos al régimen heredado del dictador Franco. No sabemos que han comido, pero seguro que han sido buenas piezas de carne enviadas desde Ávila, las favoritas del rey. Allí, en medio del desierto, eso sí, no tienen el mismo gusto, pero como acto patriotero luce mucho.
Herrera ha querido compartir la buena nueva de su encuentro con el ídolo caído, transmitiendo los mensajes que le ha dejado (o eso quiere hacernos creer) el pobre Juan Carlos. Es el día de la marmota: "Ha sido una comida muy agradable. Don Juan Carlos está estupendamente bien y muy animado. Hemos pasado un buen rato. Está deseando volver a España". En mi pueblo, que no diré cuál es, siempre se ha dicho: 'notícias frescas, se vende hielo'. El único indicio de cierta verosimilitud en lo que explica Carlos es "que es consciente que las circunstancias políticas no hacen fácil esta posibilidad". Eso y que el grifo de corrupción de su colega chorrea descontrolado. Y no hay fontanero que lo arregle.
Carlos, si es para hacerle un favor a tu amigo del alma, quédate allí. Juan Carlos te lo agradecerá... y media España, también.