Aroma royal en Masterchef. María Zurita, sobrina de Juan Carlos y prima de Felipe VI, volvía a los fogones del concurso de TVE después de haber participado en la última edición de famosos. Como el programa está grabado desde hace tiempo no surgió la oportunidad de preguntarle por el gran tema que ha sacudido el universo borbónico: la supuesta hija secreta del rey y el señalamiento de Alejandra de Rojas. Lástima. Era una buena fuente, porque la descendiente legal de los condes de Montarco es íntima de Zurita. De hecho se ha alineado con el emérito y con la propia Alejandra, desmintiendo la historia.
Jordi Cruz y compañía no pudieron "contar" con De Rojas en su talent culinario, pero a cambio sí que tuvieron a Juan Carlos como invitado. No de cuerpo presente, claro, porque Abu Dabi "pilla lejos" y la visita a Sanxenxo y Vitoria-Gasteiz no incluía escala en Madrid, pero da igual. Un poco de Juancar ya es mucho, como el azafrán o la guindilla. La presencia del exmonarca se materializó a través de un concursante de la edición de anónimos, un tipo que responde al nombre de Jorge Juan, es manchego y trabaja de bombero forestal en Albacete. Tiene relación con Juan Carlos, fugaz pero jugosa. Su historia tiene ingredientes que la convierten en verosímil: la esencia emérita está por todas partes.
Un concursante de Masterchef conoció a Juan Carlos de caza gracias a un botijo con regusto alcohólico
Resulta que el tal Jorge Juan es hijo de una pareja aficionada a la caza, a las monterías. A matar animales por diversión, si lo prefieren. Cuando era pequeño acompañaba a sus padres, y en algunas de estas salidas el invitado de honor era el rey de España y su polémica escopeta. Como el royal es famoso como 'El Campechano', no podía dejar de tener gestos y actitudes en consonancia. Por ejemplo, relacionarse con los chiquillos de los vasallos. "A mí Juan Carlos me ha dado del botijo para beber cuando era pequeño". Un botijo que contenía agua, pero con misterio: había regusto a un licor muy potente y que se utiliza para adobar el recipiente, el anís. "No tienen el licor en sí, se pone solo en la primera vuelta para el regusto".
"Me pegó dos cachetadas", el recuerdo imborrable del emérito
Jorge Juan recuerda aquella ocasión como un día grande. Primero porque "era la única montería que nos daban el panecico, el cachico de chorizo y las migas con los huevos fritos por encima". Vaya, que aquel día se estiraban gracias al emérito. También porque podía acercarse a placeres adultos, ni que sea de manera simbólica: el primer chupito de su vida lo hizo con Juancar. Pero lo que más recuerda es que "me pegó dos cachetadas ahí en el cuello. Yo me acordaré para toda la vida, y él no se acordará de mi cara en la vida". Que le enseñe el cogote, quizás eso le resulte más familiar.
Lo que daría Juan Carlos por volver a aquella época. Mi reino por un botijo.