Cada vez que el rey Juan Carlos se ha visto envuelto en un escándalo ha filtrado a la prensa su reacción. Nunca de cara, nunca en una entrevista, excepto aquel masaje que le hizo Jesús Hermida por la abdicación y el que ahora le prepara Carlos Herrera. El digital El independiente ha recibido la primera reacción del emérito a la investigación judicial en Suiza y al comunicado de su hijo echándolo de facto de la Familia Real.

GTRES

Según el entorno del rey, "Los comentarios del emérito confirman que no sólo no está arrepentido de sus actuaciones del pasado, sino qué las considera normales". Quien afirma esto no es un extraterrestre, era el jefe del Estado hasta hace poco. Un juicio y la prisión son futuribles lejanos para un hombre de 82 años que tiene miedo a la reacción ciudadana, a no poder dar un paso en Sanxenxo donde practica vela o en restaurantes madrileños sin que lo silben o lo abucheen.

GTRES

Limpia su imagen con argumentos lamentables: "Juan Carlos habría justificado ante personas de su confianza que la donación de fondos millonarios como agradecimiento a las relacionas internacionales cono reyes árabes es una «práctica habitual» y que el mantenimiento de tales relaciones pasan por aceptar ese tipo de gestos o regalos". Es decir, que recibe centenares de millones como un "regalo" y que rechazar obsequios es feo. No colará en el Tribunal Supremo. O sí.

GTRES

Juan Carlos quiere hacer creer a sus súbditos que tener centenares de millones opacos y ocultos en paraísos fiscales offshore sin declarar ni pagar impuestos en España procedentes de tiranías persas es "habitual". Como estrategia judicial es floja. El octogenario también ha filtrado a su entorno de periodistas amigos que "No es consciente de la incidencia que pueden tener en la pervivencia de la Corona española, ahora en manos de su hijo Felipe". Si no es consciente de eso queda claro que es un inconsciente. Y era jefe de las Fuerzas Armadas hasta hace cuatro días.