A sus 86 años, el que fuera un símbolo de poder y vigor durante su juventud, Juan Carlos I, enfrenta un deterioro irreversible de su salud, una realidad que ahora es imposible de ocultar. Los informes médicos han sido claros: no hay tratamiento que pueda mejorar su condición, y su estado físico continuará empeorando.
Uno de los aspectos más preocupantes es su movilidad, que se ha deteriorado al punto de que ya depende por completo de una silla de ruedas en la intimidad de su hogar. Aunque públicamente Juan Carlos I se esfuerza por mantener su imagen, apoyándose en un bastón en los pocos actos a los que asiste, la realidad es mucho más desalentadora. Su cuerpo, que ha soportado múltiples intervenciones quirúrgicas en las rodillas y caderas a lo largo de los años, ha llegado a un punto de no retorno. Las operaciones, que en su momento le devolvieron algo de movimiento, ya no son suficientes para mantenerlo en pie.
Proceso irreversible en la salud de Juan Carlos I
Los médicos, incluidos el conocido Dr. Eduardo Anitua y los especialistas del Hospital La Tour de Ginebra, han informado a la familia que la situación del rey emérito no tiene vuelta atrás. Su condición solo puede empeorar, y deben prepararse para lo inevitable. Sus tres hijos legítimos, las infantas Elena y Cristina y Felipe VI, ya están al corriente de todo.
En los últimos meses, el deterioro del ex monarca ha sido evidente. Durante la misa de Pascua en el Abrahamic Family House en Abu Dabi, Juan Carlos fue visto en una silla de ruedas, con sus asistentes ayudándolo constantemente. Aunque en actos públicos intenta caminar con la ayuda de su bastón, cada paso es un esfuerzo titánico, y el uso de la silla de ruedas se ha vuelto cada vez más frecuente en su vida diaria.
Antes de su exilio en los Emiratos Árabes, ya se habían realizado adaptaciones en la residencia de Zarzuela para facilitar su movilidad. Lo mismo ha ocurrido en su actual residencia en Abu Dabi, donde se han instalado rampas y equipos especiales para su comodidad. A pesar de estas medidas, el deseo de Juan Carlos I de regresar a España se ha vuelto más fuerte a medida que su salud se deteriora. Aunque la relación con su hijo, el rey Felipe VI, ha pasado por altibajos, la familia real está dispuesta a considerar un retorno controlado del rey emérito para que pueda pasar sus últimos años en su país. En los últimos meses el acercamiento ha sido evidente. E irá a más.