El rey emérito Juan Carlos I ha sido una figura central en la historia reciente de España, y sus movimientos, tanto dentro como fuera del país, continúan generando gran interés y controversia. Desde que se instaló en Emiratos Árabes en 2020, sus visitas a España han ido en aumento, lo que ha despertado diversas especulaciones sobre su estado de salud y sus intenciones futuras. En 2023, el rey emérito visitó su tierra natal en siete ocasiones, y en 2024 ya ha sumado varias más, lo que parece ser un indicio claro de su deseo de estar más cerca de su país, posiblemente de manera definitiva.
A pesar de la controversia que generó su primera visita en 2022, que no fue bien recibida por los actuales monarcas, Felipe VI y Letizia, Juan Carlos I logró mantener la discreción en sus siguientes viajes, lo que le permitió regresar sin mayores problemas. Este aumento en las visitas y su creciente presencia en España podrían ser interpretados como un preludio de un retorno definitivo, un anhelo que ha expresado abiertamente en varias ocasiones. Con 86 años, Juan Carlos I ha dejado claro que no desea morir lejos de su tierra, y ha solicitado a su hijo, el rey Felipe VI, la posibilidad de regresar de forma permanente si su estado de salud llegara a empeorar drásticamente.
Juan Carlos I, ni mejora ni mejorará
En este sentido, los últimos chequeos médicos a los que se ha sometido Juan Carlos I han ido a peor. Especialmente el último. Este tuvo lugar en Vitoria y confirmó los peores presagios del emérito. El deterioro de su movilidad acelera progresivamente y no hay marcha atrás. Los médicos han confirmado que es irreversible, lo que significa que deberá pasar el resto de sus días en una silla de ruedas.
Aunque esta noticia sea un golpe duro para el ex monarca y para parte de la familia real, no ha pillado por sorpresa. Los problemas de movilidad hace tiempo que persisten. Aunque ha intentado proyectar una imagen de vitalidad, hace tiempo que la realidad es mucho más sombría. Las secuelas de un accidente de esquí y una cirugía fallida han dejado su cadera en un estado crítico, lo que ya redujo drásticamente su movilidad. Hasta el punto de que hace tiempo que el rey emérito depende de una silla de ruedas para sus desplazamientos diarios y sufre dolores intensos que limitan incluso las actividades más simples. De hecho, antes de irse a los Emiratos Árabes ya adaptó las instalaciones de Zarzuela. Y lo mismo hizo en Abu Dabi. Además, cuenta con un equipo de cuidadores disponibles las 24 horas del día pendientes de todo lo que pueda necesitar y poder reaccionar a tiempo ante cualquier percance.