Juan Carlos I no pasa por su mejor momento. El pasado 5 de enero cumplió 87 años de edad y presenta problemas fruto de su edad avanzada. Además, arrastra desde hace años problemas de movilidad. En 2012 sufrió una caída en Botswana y se fastidió su cadera. Ha sido operado más de una decena de veces de la cadera y las rodillas. Sus huesos se desgastan y sufre artrosis. La pierna izquierda se le está quedando inmóvil. Durante estos últimos años se ha sometido a tratamientos de medicina regenerativa con células madre y plaquetas, pero han dejado de funcionar, era una solución temporal a corto plazo. Los médicos ya le han dado el peor diagnóstico, los últimos años de vida los pasará en silla de ruedas. Una de sus peores pesadillas, ya que no quiere depender de nadie. Por Abu Dabi ya se mueve con ella, pero no quiere que le saquen ninguna fotografía, se ve como un rey derrotado.
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El emérito ha recibido las visitas de amigos, su pareja, y sus hijas Cristina y Elena, a veces también sus nietos. Juan Carlos sufre un episodio depresivo por hacerse mayor. Hay días que ni tan siquiera quiere salir de casa, ya nada le anima. Sabe perfectamente que su final está cada vez más cerca, por muchos cuidados, el dinero no compra la muerte. Va a acabar en el mismo sitio que todos. Además, su problema es que no sabe si finalmente morirá en España o a miles de kilómetros, sin su familia y amigos, como un rey apestado. Ni tan siquiera podrá enterrarse en la cripta real porque no hay sitio, ni hacerle honores.
Juan Carlos I sabe que su final está muy cerca
Juan Carlos I ha hablado con los médicos sobre posibles soluciones, y el futuro se ve demasiado negro. Podría operarse, pero si fuese mucho más joven, con su edad creen que podría no superar la operación, incluso la anestesia sería peligrosa. Su corazón también está delicado. Debe aceptar la realidad. Se hace mayor y ya ha disfrutado suficiente de su larga vida. Ahora toca descansar y aprovechar todos los momentos hasta el final.
Sus hijos están muy preocupados porque nunca le habían visto tan triste y apagado, y además no deja de hablar de la muerte. Parece que ha asumido que le tocará morir fuera de España, una de las mayores humillaciones que se le podría hacer. Según Jaime Peñafiel, eso dejará en ridículo al monarca.
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