Se tiene constancia que uno de los momentos que Juan Carlos I aprovechó para vivir a plenitud sus devaneos románticos fue cuando estuvo en la Academia General Militar de Zaragoza. Así lo aseguraba Amadeo Martínez Inglés, el que fuera alto mando del ejército, quien publicó el libro Juan Carlos I. El rey de las cinco mil amantes. Una obra que despierta mucho interés, no solo por darse a conocer que la fama de latin lover la tiene muy merecida, sino por acontecimientos como las 4 mujeres embarazadas que lo fueron a buscar.  

Juan Carlos I tenía libertad los fines de semana para irse de fiesta con el selecto grupo de cadetes que lo rodeaban por ser quien era. Las suyas eran reuniones privadas donde se citaba con diversas amigas, aunque estas eran mujeres cuidadosamente etiquetadas. Tenían que ser jóvenes de clase media alta, bautizadas como “cadeteras” por los cadetes de la AGM. Ellas estaban dispuestas a complacer, pero el futuro rey tenía más caché que los demás. 

Juan Carlos I

A diferencia de otros, se quedaba en hoteles y tenía a su nombre suites de lujo para disfrutar a sus anchas. Era el entorno perfecto para relacionarse con mujeres mayores, que también se sentían atraídas por el heredero de Franco. Así pues, más de una le comunicó la noticia de que sería padre, algo que tuvo que enfrentar varias veces. 

Los episodios amorosos de Juan Carlos I y su reacción ante su inminente paternidad 

De acuerdo con Martínez, Franco estaba al tanto de cada paso que daba el joven y tenía informes precisos de sus relaciones íntimas. En aquel entonces, los datos sugerían: “332 encuentros sexuales registrados, con una media que para sí querría (bromas aparte) cualquier actor especialista en películas xxx: 4 por semana”. Siendo así, sería normal que de alguno de esos encuentros surgiera una que otra sorpresa. 

Era mejor ser discretas, eso era algo que las mujeres sabían. Pero igual tuvo que lidiar con ciertos espectáculos. “Por ejemplo, féminas muy jóvenes embarazadas por el personaje en los cuatro años en los que estuvo sujeto a la disciplina militar... Se las despidió amablemente”, relató el autor. Solo dos de ellas, que han llegado por la vía judicial a exigir reconocimiento legal, no aceptaron la ayuda para interrumpir sus embarazos. Aunque, podría darse el caso de que muchas hayan rehecho sus vidas como madres solteras. 

Juan Carlos I

Liliane Sartiau es una de las ‘amigas’ de esos años de ejército, aparece en el libro que se conocieron en París. Tras varios encuentros, quedó embarazada y tuvo a su hija Ingrid Sartiau en 1966. Sabiendo quién era su padre biológico y teniendo las pruebas de ADN (99,9 % de probabilidad) el Tribunal Supremo desestimó la petición de reconocimiento oficial. Así le pasó a Albert Solé Jiménez, cuya madre (María Bach-Román) tuvo un romance con el cadete Juan de Borbón. 

Ya lo decía Corinna Larsen, a Juan Carlos I (siendo mayor) hubo que suministrarle un tratamiento con hormonas femeninas para disminuir sus impulsos sexuales. El coronel coincide, a su vez, en que el emérito debe seguir haciendo de las suyas en Abu Dabi.