Juan Carlos I está dando demasiados quebraderos de cabeza a Felipe VI y Letizia. En los últimos meses ha vuelto poner a la corona en el foco mediático con sus últimas polémicas. Se destapó que había creado una fundación en Abu Dabi para facilitar la herencia a las infantas Elena y Cristina y que patrimonio de más de dos mil millones de euros no pasase por la Hacienda Pública. Concedió sus memorias a una periodista francesa y alguien filtró las fotografías que corroboran su relación extramatrimonial con Bárbara Rey. Además, recientemente le habrían denunciado cinco fiscales jubilados.
Felipe VI no quiere a Juan Carlos I en Madrid estas Navidades. Tendrá que reunirse con la familia en otro lugar, como Ginebra. Sin embargo, el emérito planta cara a su hijo y desobedece algunas de sus órdenes. Igual que quiso estar en algunos actos importantes para la corona como la jura de bandera de Leonor o la Constitución, también quiere estar presente en unos actos que se oficializarán el próximo año para recordar la muerte de Francisco Franco.
El Gobierno no quiere que Felipe VI y Juan Carlos se encuentren en este acto
Por ahora, el Gobierno todavía no ha decidido invitar a Juan Carlos I porque cree que será un escándalo. Además, que el evento ya de por sí será polémico al conmemorar el 50 aniversario de la muerte de un dictador, Felipe VI acudirá al acto, o por lo menos ha recibido la invitación y se vería las caras con Juan Carlos I públicamente. Esto afectaría a la imagen de la monarquía. Parece que el ejecutivo llevará este asunto con la discreción más absoluta. Según ‘Monarquía Confidencial’, es un tema que está llevando solo Pedro Sánchez, no se ha filtrado absolutamente nada, no hay ninguna prisa.
El actual Gobierno cree que sería muy extraño no invitar a la persona más importante de la transición. De hecho, después de Franco, la figura que la sustituyó fue la de Juan Carlos I, aunque en esta ocasión en una democracia.
Partidos políticos como PP, Vox o UPN exigen la presencia de Juan Carlos I en este acto. No obstante, partidos políticos como el PSOE rechazan la presencia del emérito. Sumar recuerda los últimos escándalos del padre de Felipe VI al final de su reinado, con las dos regularizaciones fiscales realizadas a la Hacienda Pública.
El Gobierno cree que el acto en cuestión ya puede ser polémico de por sí, y no quiere echar más leña al fuego con la presencia de Juan Carlos I, que acapararía toda la atención mediática. Se teme que un acto como este pueda echar por tierra la imagen de la actual monarquía, mucho más moderna y renovada.