Ha muerto a los 84 años de edad el príncipe y primer ministro de Baréin, el jeque Bin Salman Al-Khalifa. Ha sido lejos de su país, en la Clínica Mayo de Minnesota, después de pasar dos semanas ingresado. Tío del actual Rey de Baréin, ambos formaban parte de la exclusiva colección de amigos de otro rey, este con minúsculas: Juan Carlos, el d-emérito exjefe de estado español y huido desde hace meses en Abu Dhabi. No sólo eran amigos, también mecenas: algunos de los famosos maletines llenos de millones revelados para|por Corinna en Villarejo salieron de allí.
Que Juan Carlos aprovechaba los viajes exprimiéndolos hasta la última gota es incontestable. Con la excusa de ir a los Grandes Premios de Fórmula 1, cargaba el avión oficial con montañas de billetes (1'9 millones) para "alimentar" la máquina para contarlos que tenía en Zarzuela... y compartirlos con la prole, supuestamente. Un festival que se suma a las últimas revelaciones en Kazajistán, donde también disfrutaba de abrigos de piel, asesinando cabras, vaciando botellas de güisqui escocés y otros placeres a cargo de la casa. La muerte de Bin Salman es dolorosa por varias razones: una, de peso, el de sus bolsillos. Y la otra, "el carrerón" de este 2020: de escándalo en escándalo y de funeral (a distancia) en funeral, como la pérdida del emir de Kuwait.
La vieja guardia y la "legión extranjera" juancarlista va disminuyendo cada día que pasa. Solo, aburrido y desolado en su jaula de oro.