Las controversias en torno a la monarquía española no cesan, especialmente cuando se trata de la figura de Juan Carlos I. A lo largo de los últimos años, las polémicas relacionadas con el rey emérito han sido una constante, desde su escandalosa caza de elefantes en Botsuana hasta los oscuros secretos financieros que han salpicado a la familia real. Sin embargo, las nuevas revelaciones sobre el uso de dinero en efectivo por parte de Juan Carlos I para fines personales han puesto nuevamente en duda la transparencia de la institución.
Entre los detalles que se han descubierto a lo largo de los años, uno de los que más llama la atención es el que tiene que ver con una máquina de contar dinero que Juan Carlos I guardaba en Zarzuela. Un dispositivo entorno al cual gira un complejo entramado de transacciones que involucran grandes sumas de dinero ilícito, que según fuentes cercanas a la Casa Real, eran enviadas a España a través de canales poco ortodoxos.
Juan Carlos I escondía fajos de billetes en Zarzuela
El dinero se transportaba con lo que se conoce como “protección diplomática”, un método que permitía a Juan Carlos I mover grandes cantidades de dinero sin pasar por los filtros habituales de control fiscal. Posteriormente, se guardaba en un escondite dentro de la residencia de Zarzuela. Se mencionan cantidades de hasta cinco millones de euros que el rey emérito movía, a menudo sin levantar sospechas, para financiar estas y otras actividades privadas.
Según han apuntado fuentes en varias ocasiones, no solo se benefició el propio Juan Carlos I. También a otros miembros de la familia. Entre ellos Letizia, la actual reina consorte de España, que tenía a su alcance buena parte de este dinero.
Buena parte de la familia se beneficiaba
Supuestamente, la reina tenía acceso a estas grandes cantidades de dinero en efectivo, quien lo habría utilizado para algunas de sus compras de lujo en algunas de las tiendas más exclusivas de Madrid, como las de la lujosa calle Serrano, sin que necesariamente supiera que el origen del dinero era ilícito. En todo caso, todo ello se realizaba sin ningún tipo de registro o control.
Felipe VI, actual rey de España, ha intentado distanciarse de los escándalos de su padre, llegando incluso a renunciar a cualquier posible herencia de Juan Carlos I, en un intento de limpiar la imagen de la monarquía. Sin embargo, esta renuncia no impide que el pasado de su padre siga afectando la percepción pública de la institución.