Juan Carlos I preocupa a toda la familia. Se espera que el emérito estuviese presente en las regatas que se celebraron el pasado fin de semana en Sanxenxo, como en todas las ocasiones, pero por primera vez su ausencia ha sido notable. No se ha dado ningún comunicado al respecto, y es que Felipe VI siempre trata los viajes de su padre con total discreción, no quiere que se vincule a Casa Real. Poco tardó en saberse que el avión del exmonarca salió de Abu Dabi, pero no se detuvo en España, sino en Ginebra.

El emérito tenía programada una visita de urgencia con su equipo médico. Últimamente se quejaba de unos fuertes dolores en la pierna izquierda, que se le ha quedado totalmente inmóvil. Su última aparición pública fue el pasado 5 de enero con motivo de su cumpleaños. Se le vio muy desmejorado y desde entonces no ha vuelto a aparecer. Máximo secretismo.
El marido de la reina Sofía llevaba varios años sometiéndose a un tratamiento de medicina regenerativa basado en las células madre. Pero este tratamiento ha dejado de funcionar, padece una artrosis muy fuerte que avanza a pasos agigantados. El padre de Felipe VI siempre ha tenido problemas de movilidad y ha sido intervenido de rodilla y cadera más de una decena de veces.
Juan Carlos I se quedará en una silla de ruedas
De hecho, ahora mismo debería someterse a otra intervención quirúrgica, pero debido a su avanzada edad no es posible, sería muy peligroso y los resultados no serían beneficios ya que la recuperación sería muy dolorosa y mala.
Los médicos ya le han comunicado a Juan Carlos I que terminará sus días en una silla de ruedas, una de sus peores pesadillas. El exmonarca no quiere que le vean como un rey derrotado y humillada. Siempre ha gozado de inviolabilidad y se ha creído todopoderoso. Ahora ni tan siquiera tendrá un funeral de Estado y es probable que tampoco sea enterrado en la cripta real por falta de espacio.
Juan Carlos I no quiere que nadie le vea en una silla de ruedas, por ello no ha querido aparecer por Sanxenxo. Solo tiene ganas de encerrarse en su habitación, apenas come. Está muy triste. Se cree que podría atravesar una depresión. Sus hijos se han reunido de urgencia porque están muy preocupados. Cristina y Elena ejercen presión para que Felipe VI tome la decisión de traer de vuelta a su padre a España, no quieren que muera solo, fuera de su familia.
