El día de la marmota. O la noche, mejor dicho, que es cuando Telecinco ha emitido un nuevo capítulo del programa de Bertín Osborne, "Mi casa es la tuya". El invitado, Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria y que sale más en televisión que muchos presentadores. Repitía (como mínimo) por tercera vez con Norberto, que eso sí no ha conseguido mover al político de su tierra. Revilla utiliza la plataforma televisiva para convertirla en un sport interminable sobre la belleza y las virtudes de su territorio, que son evidentes. Y no hay quien lo mueva de allí. El clima entre el dirigente y el presentador, cantante y polémico tuitero fue de hermandad no disimulada, de compadreo y de sensación de película vista miles de veces. Como si se tratara de Espartaco o Los diez mandamientos por semana santa. Todo en orden, exceptuando una pequeña crisis cuando Revilla destapó una anécdota de Juan Carlos I, compañero de paellas de Bertín. "No vayas a criticarle, que tenemos un lío".
"Un lío" no, pero Revilla fintó con indignarse ante la advertencia: "A mi que me cuentas, ¿hay censura aquí o qué?". Buen y curioso tema de debate, después de su defensa de la corona en el tema de Pilar Rahola, pero quedará para otra ocasión. El caso es que el presidente, después de imitar a Juanito, reveló el feo que le hizo el Borbón durante una cena en su honor, organizada por recomendación del banquero Emilio Botín. Revilla quiso poner a prueba al emérito, o mirándolo bien, tomarle el pelo con uno de los grandes placeres del monarca: El vino. "Tenía el que le gusta a él, que me había enterado". Pero el de Polaciones se lo quiso cambiar por un vino de la tierra, premiado pero vulgar según explicaba, a ver cuál era su reacción. "Dar gato por liebre", vaya. Le intentó distraer hablando de que por fin tenían un gran vino tinto en Cantabria. Pero Juan Carlos fue astuto. Pilló la jugada al vuelo, y cuando Miguel Ángel iba a servir la copa, le frenó: "Que me la metan en el coche los guardaespaldas, y dame de ese". Es decir, de la botella buena. No del de la tierra. "Joder", exclamaba Revilla.
Miguel Ángel Revilla y Bertín Osborne sobre Juan Carlos I - Telecinco
"A tomar por saco. Ni el detalle de darle un sorbito. No quiso ni probarlo, por si acaso". Imaginamos a Revilla con un palmo de narices: Le habían pillado la broma, sí, pero lo que le hizo daño fue el feo hacia los productos de su querida tierra. El paladar real es muy fino, no prueba cualquier cosa. Ah, sí, y es 'muy largo'.