Las casas de apuestas están perdiendo una oportunidad de oro. En vez de partidos de fútbol, carreras de caballos o combates de boxeo, tendrían que abrir una línea exclusiva dedicada a las peripecias de Zarzuela. Especialmente sobre el patriarca caído Juan Carlos, huido desde el mes de agosto a Abu Dhabi y protagonista principal del goteo de informaciones vergonzantes para la estropeada Corona española. Las noticias sobre el emérito son escasas, más allá de la retahíla de artículos de prensa internacional que retratan al Borbón como un vividor adultero, codicioso y que quiere zafarse de sus responsabilidades. El epitafio del monarca, un drama.
Tampoco sale mejor parado en la prensa del estado, donde podemos descubrir nuevos detalles de la particular vida de Juan Carlos. Lo explica la gran cronista catalana Pilar Eyre en 'Lecturas', en un artículo dedicado a Felipe y Letizia, pero que hunde un par de metros más a Juanito. Su matrimonio con Sofía ha sido, es y será por siempre esperpéntico. Tan penoso que incluso convierte a Felipe en un ejemplo: "pasará a la historia podría ser 'el rey monógamo', pues en cinco generaciones de Borbones ha sido el único en mantener un matrimonio estable, sin escándalos de faldas, sin amantes, sin hijos extramatrimoniales, sin esposas sacrificadas, sumisas y sufridoras." Un panorama que Letizia vislumbró muy temprano. Por eso la disyuntiva: o se lo tragaba o se rebelaba: "Búscame una nave espacial para huir de todo esto". Finalmente, sin embargo, el que se ha largado ha sido el suegro. Y lo que es más escandaloso: no tiene ninguna intención de volver a España: "que no te engañen, Pilar, no va a volver...".
#Blog @pilareyre: "Letizia ha pasado la tercera parte de su vida con Felipe, y ha conseguido lo que parecía imposible: unas niñas muy bien educadas y un matrimonio sólido" https://t.co/Pb8v3zBNZU
— Lecturas (@Lecturas) September 16, 2020
El billete de Juan Carlos es sólo de ida. Tiene suficiente con sus amigas entrañables y los fajos de billetes amasados durante décadas de trapicheos. 'V.E.R.D.E que te quiero verde'. El verde de los billetes.