Aunque la revista Forbes sitúa en más de 1.800 millones de euros la fortuna que oculta el rey emérito Juan Carlos I en paraísos fiscales, se desconoce cuál es la cifra real del dinero opaco que ha sido capaz de desviar el ex Jefe de Estado. Un dinero que es uno de los motivos principales por los que el ex monarca ha sido ‘exiliado’ a Abu Dabi. No devolverá los millones, pero por lo menos no seguirá perjudicando esa buena imagen de la casa real que la reina Letizia lleva tiempo intentando construir para preservar el futuro reinado de su hija Leonor.
Pero eso de ocultar millones en paraísos fiscales no es solo cosa del padre de Felipe VI. Su abuelo Juan ya practicaba este acto fraudulento. Y la fortuna que ocultó ha salpicado al rey actual. No solo a él, también a las infantas Elena y Cristina.
El padre de Juan Carlos I también ocultaba dinero en Suiza
Según publicó el diario El Mundo, el conde de Barcelona ya dejó en su momento una herencia que consistía en un dinero oculto. Una cantidad que estaba repartida en tres cuentas en Suiza, dos en Lausana y una en Ginebra. La cifra concreta, según la investigación del medio citado, ascendía hasta los 728 millones de pesetas. Es decir, unos 7,85 millones de euros. Parece una cifra irrisoria al lado de la que oculta Juan Carlos, pero no es baladí. Además, estamos hablando de otra época, en la que 7,85 millones de euros era una riqueza considerable.
De ese dinero, la mitad, 2,25 millones de euros fueron para su hijo Juan Carlos. Ahí empezó a crecer la fortuna oculta del emérito. Mientras que el resto era para sus nietos, Felipe, Cristina y Elena. Así se dispuso y así se repartió.
A pesar de todo y de no saber dónde descansa ese dinero, desde la Zarzuela siempre que se ha cumplido con el fisco en todo momento. Y que los receptores de dicha herencia habían pagado los impuestos correspondientes. Y no solo eso. La casa real aseguró que el dinero se había invertido en pagar las deudas que tenía el conde de Barcelona.