Juan Carlos I ha reaparecido en Reino Unido para participar en el Campeonato Mundial de Vela. El exmonarca se ha mostrado feliz y con un aspecto más rejuvenecido. Un rostro firme y luminoso y 15 kilos menos para mejorar sus problemas de movilidad. A sus 85 años se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida aunque viva a miles de kilómetros de España. Corren rumores de que en Abu Dabi podría tener una nueva ilusión. Hay una mujer que le acompaña. Pilar Eyre, al verle con ese aspecto, aseguró que podría estar de nuevo enamorado.
Por todos es conocida la fama de mujeriego de Juan Carlos, algo que no ha podido esconder. La reina Sofía y él se casaron por obligación, mantuvieron relaciones íntimas para concebir al futuro heredero al trono, y una vez nació Felipe tomaron caminos separados. Vivían separados, aunque aparecían juntos en todos los actos institucionales por la imagen de la corona.
Sofía se sintió traicionada por Juan Carlos, a pesar de ello se mantuvo en su papel de reina, no se separó jamás, públicamente. La madre de Felipe no pudo luchar contra la adicción del emérito, pero hubo un momento en el que ya no le importó porque dejó de quererle, si es que en alguna ocasión sintió algo.
Pero las infidelidades de Juan Carlos no son nuevas, ya cuando era tan solo un joven que todavía no era rey arrasaba entre las mujeres. En su formación militar se acostó con cientos de ellas los fines de semana de permiso. Le llamaban “depredador Juanito”. Amadeo Martínez Inglés, coronel retirado del Ejército, asegura que el exmonarca ha estado con casi 5.000 mujeres, igual a estas alturas ya supera esa cifra.
Juan Carlos pagaba a prostitutas para mantener relaciones íntimas
Describe aquellas escena íntimas de “Juanito” como “sexo duro, extravagante, indecoroso, para nada homologable con el que realizan a diario los millones de juiciosos matrimonios españoles (y no solo de derechas) servían, en primer lugar, de motivo de comentarios nada favorables para la familia real entre los altos, altísimos mandos, de la cúpula militar y, claro está también, de los que no tan altos trabajábamos junto a ellos en ese estatus especial militar de los altos secretos, la máxima confidencialidad y la seguridad del Estado”.
A día de hoy continúa acostándose con mujeres. Una adicción que no ha abandonado ni con su avanzada edad. El excoronel le describe como “un auténtico depredador sexual, un adicto al sexo, un “tombeur de femmes", como dicen los franceses. Además de ser autoritario, acosador y hasta torturador”. “Necesita patológicamente a las mujeres no solo para que ejerzan exclusivamente la función de partenaire en una unión de pareja según los cánones aceptables propalados por la iglesia católica y generalmente admitidos en una sociedad medianamente permisiva y libre como la occidental, esto se queda corto para su ego viperino; este obseso patológico las quiere y necesita como meros juguetes para su fantasía degenerada y sus necesidades o vicios inconfesables”.
Muchas de esas mujeres eran prostitutas de lujo, se gastaba miles de euros diarios. “Lo normal era contratar mujeres muy especiales de fuera de España. Tanto la nacionalidad, como la altura física, como el color del pelo, como el tamaño de los pechos, como su altura social eran fijadas escrupulosamente por Juanito. Eran traídas al lugar elegido en este país para recibir en olor de “amor puro y desinteresado” al impúdico Borbón”, detalla.