Juan Carlos I está harto de Froilán. Estaba muy tranquilo en Abu Dabi con sus poderosos amigos y alguna que otra compañía femenina. Sin embargo, su paz se acabó con la llegada de su nieto mayor, su favorito. La infanta Elena le pidió el favor de que pasase una temporada con él para reconducirlo y que disminuya la presión mediática. Aceptó pero con una condición, que no viviese con él. El padre de Felipe se encargó de buscarle una lujosa vivienda y un trabajo en una importante petrolera donde ingresa 6.000 euros mensuales.
No es la primera vez que Froilán da disgustos a Casa Real. Siempre está envuelto en alguna polémica. Primero se escudó en su adolescencia, pero ahora ya tiene casi 25 años y continúa actuando como un niño. Ni los internados ni una dura disciplina han conseguido reconducir al joven, que ni quiere estudiar ni trabajar. Su principal motor de vida es la fiesta.
Froilán no reconduce su actitud: Juan Carlos le da por perdido
Parecía que en Abu Dabi, alejado de sus compañías iba a corregir su actitud, pero ni por esas. Froilán no rinde en el trabajo, no está a la altura. Se encuentra muy perdido. En más de una ocasión ha llamado a sus padres para pedirles que le dejen regresar a España. Después de varios meses ha conseguido alguna que otra amistad, pero parece que no serían las mejores. El hermano de Victoria Federica atrae el lado más oscuro.
Según apuntan fuentes cercanas al emérito, sus escoltas le han avisado de la actitud del joven en los Emiratos Árabes. Como su hijo no se comporta, la infanta Elena descarta dejarle volver a Madrid. “Elena está convencida de que esta “soledad” le va a venir bien, para madurar y aprender a priorizar. Además, está alejado del foco mediático y eso le da un respiro a su madre”, sentencian fuentes cercanas.
Dos personas procedentes de grupos de escoltas provinciales de la Policía Nacional o de la Guardia Civil son los que se encargan de vigilar al joven por turnos. Le echan un ojo sin que él se percate de nada. No dispone de unos escoltas oficiales.
“Don Juan Carlos ha brindado a su nieto un puesto de trabajo para que asiente la cabeza, pero no termina de madurar y su abuelo no está para hacer de niñera”, aseguran las fuentes citadas. “Se siente como un pez fuera del agua. Allí no tiene amigos”, aseguran fuentes cercanas a la infanta Elena.