Cuando desde la casa real española decidieron que había llegado el momento de que Felipe tomara el mando de la corona y que Juan Carlos I se convirtiera en un rey emérito no se hizo tan solo por un tema de la edad de Juan Carlos I, sino sobre todo porque hacía ya tiempo que estaban empezando a parecer noticias en los medios de comunicación que no dejaban precisamente en buen lugar al marido de la Reina Sofía.

Conscientes de que la popularidad de la corona había bajado en picado por todas las polémicas en las que se había visto rodeado Juan Carlos I, Felipe dio un paso delante y se convirtió en Felipe VI, un nuevo rey con una nueva familia real que tenía como principal objetivo dejar atrás todas esas polémicas.

Pero conscientes de que la llegada de un nuevo rey no había significado tampoco mucho cambio en este sentido ya que no hacían otra cosa que aparecer noticias muy negativas en torno a Juan Carlos I en los medios, desde la institución se optó por ir un paso más allá e invitar al emérito a abandonar definitivamente España y afincarse en Abu Dabi, lejos del foco mediático y de las polémicas.

Juan Carlos I cambia Palma de Mallorca por las Seychelles

Este cambio de residencia ha provocado que evidentemente Juan Carlos I esté muy alejado de la familia real y, sobre todo, este fuera también de todo tipo de tradiciones de la casa real como son las habituales vacaciones en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca.

Juan Carlos I GTRES

No es que sea ningún secreto que Juan Carlos I disfrutaba y mucho de sus vacaciones en las Baleares, sobre todo porque ahí podía estar en compañía de sus amigos y, de hecho, de alguna de sus amantes.

Algo, siendo consciente de que su entrada en el palacio de Marivent está más que vetada desde hace años, el padre de Felipe VI ha decidido encontrar una nueva segunda residencia que, desde luego, no tiene nada que envidiar a Palma de Mallorca, de hecho para muchos es la opción mucho más interesante: las islas Seychelles.

Allí, acompañado de sus más íntimos amigos y de sus colaboradores, Juan Carlos I disfruta de todos los ojos de contar con una enorme mansión privada con piscina, embarcación, todo lo que siempre rodeado de una figura de sus características. Así, por mucho que echo de menos el club náutico de Palma de Mallorca, lo cierto es que los méritos tampoco se puede quejar en este sentido.