Como bien saben en Zarzuela, la figura de Juan Carlos I ha provocado muchas polémicas y mucho rechazo a la institución en los últimos años. Y es que no han sido precisamente pocas las noticias que han aparecido en los medios que han dejado al emérito en muy mal lugar y que, evidentemente, han acabado haciendo mucho daño a la institución.
Es más, hubo un momento que el drama en este sentido era tan evidente que desde el entorno de Felipe VI se decidió tomar una decisión drástica: dejarle muy claro a su padre que lo mejor que podía hacer era abandonar España y poner rumbo Abu Dabi, alejándose así de los focos para intentar rebajar la presión mediática sobre la institución.
Han pasado casi cuatro años desde que en el mes de agosto de 2020 el rey emérito abandonara nuestro país, pero eso no ha significado que Juan Carlos I no haya regresado ya unas cuantas veces. De hecho, la última visita que ha realizado a Sanxenxo no ha sido otra que la 13ª desde que desde la Zarzuela le invitaron a marcharse hace ya casi cuatro años.
Felipe VI no quiere saber nada de su padre
En este sentido parece ser que precisamente fue Juan Carlos I el que, siendo consciente de que tanto su hijo como su nieta la princesa Leonor iban a acudir la Escuela Naval de Marín donde la princesa cursará sus estudios navales el próximo año, quiso intentar organizar un encuentro para poder ver a su nieta, aprovechando que la distancia entre Sanxenxo y Marín es de menos de 40 km.
Sin embargo, tal y como ha ocurrido en tantas otras ocasiones anteriormente, desde la casa real se dejó muy claro al emérito que era una idea que podía borrase de la cabeza cuanto antes, entre otras cosas porque lo último que quiero en la institución es vincular a la figura del emérito, una figura que sigue siendo muy polémica y que sigue generando mucho rechazo, a la de la futura reina, una figura cada vez mejor valorada por muchos españoles y que representa una nueva etapa en la institución.
No es casualidad entonces que apenas unas horas antes de que llegaran su hijo y su nieta a Marín, el rey abandonara España poniendo rumbo de nuevo Abu Dabi a la espera de que quizás en la próxima ocasión sí que pueda tener su esperado encuentro con su nieta.