Desde su primera visita a España tras mudarse a Abu Dabi, Juan Carlos I ha enfrentado desafíos inesperados. La visita inicial del ex monarca a su país natal provocó un revuelo considerable que incomodó a los reyes Felipe VI y Letizia. Ante esta situación, se le exigió que consultara cualquier futuro desplazamiento a España y que mantuviera un perfil bajo.
Obedeciendo a las indicaciones de los monarcas, Juan Carlos I adoptó un enfoque discreto en sus visitas posteriores a España. Estas visitas fueron casi imperceptibles para el público y los medios de comunicación. Como resultado, Felipe VI y Letizia relajaron las restricciones, permitiéndole volver al país sin necesidad de solicitar permiso a la Casa Real.
Juan Carlos I normaliza sus visitas a España
Preparándose para una nueva estancia en España en las próximas semanas, Juan Carlos I tiene planeadas varias visitas. Su objetivo principal es no perderse ninguna regata, hospedándose una vez más en la casa de su amigo cercano y anfitrión frecuente, Pedro Campos. Aunque en el pasado se consideró la posibilidad de que el ex monarca adquiriera una vivienda propia, Campos lo ha invitado a seguir utilizando su residencia, según fuentes de Monarquía Confidencial.
“La búsqueda de una vivienda adaptada a sus necesidades está paralizada. Campos le ha invitado a seguir quedándose en su domicilio todas las veces que necesite”, recogen en el medio mencionado de fuentes cercanas.
Juan Carlos I es ‘el abuelo’ para su escolta
En estas visitas, según MC, le acompaña un equipo de unos diez guardias civiles, además del personal de seguridad que envía Zarzuela. Las medidas de prevención siempre son pocas. Sobre todo teniendo en cuenta el preocupante estado de salud del ex monarca.
Un equipo de seguridad compuesto de fuerzas del orden público y privado que se refieren al emérito con un apodo que, para muchos, es una humillación. Según MC, hablan de Juan Carlos I como “el abuelo”. “Ya viene el abuelo, otra vez”, suelen decir, según apunta la fuente a MC. “Lo hablan entre ellos, en petit comité”, añade. Y aunque según dicha fuente “es una forma cariñosa que tienen de nombrarle”, lo cierto es que es considerado por muchos como una falta de respeto a una personalidad como el rey emérito. De hecho, si lo dicen en “petit comité” y no lo hacen cuando está presente, queda claro que ellos mismos son conscientes de que ese apodo pudiera no sentar muy bien al padre de Felipe VI.