Los reyes eméritos Juan Carlos I y la reina Sofía no eran precisamente el ejemplo de amor y fidelidad. La reina Sofía vivió una mentira durante años, descubriendo que su esposo le era infiel con un sinfín de mujeres. Algunos autores han situado la cifra de amantes en 5.000. A su lado, Julio Iglesias es un aficionado. Aun así, ambos han intentado ocultar la mentira de su matrimonio de cara a la galería, manteniendo una imagen de matrimonio feliz. 

Sin embargo, hoy sabemos que todo eso era una farsa. Juan Carlos tenía una mujer (o más de una) en cada puerto, algunas relaciones esporádicas y otras más habituales. La lista de nombres es larga y diversa, y algunos de estos nombres no dejan indiferente. 

Adicto a engañar a Sofía con otras mujeres 

Entre las amantes del padre del rey Felipe VI podemos encontrar algunas de sus relaciones más conocidas, como Bárbara Rey, con quien mantuvo una estrecha relación en la década de los 80. Fue una de sus relaciones más duraderas dentro de su matrimonio. También está Marta Gayá, su amiga mallorquina, quien siempre le ha sido fiel. Otro nombre conocido es el de Olghina de Robilant, su primer amor en la década de los 50. Y sin olvidar a Corinna Larsen, por la que llegó a hacer auténticas locuras.

Corinna Larsen y Juan Carlos I
Corinna Larsen y Juan Carlos I

Pero lo que más nos sorprende es que entre todas estas amantes, Pilar Eyre destapó una relación extramatrimonial del ex monarca que hasta ahora era desconocida. Se trata de Diana de Orleans, casada con el duque Carlos de Wurtemberg. Ella es nada menos que una prima de la reina Sofía

Juan Carlos I tuvo una aventura con alguien de su círculo más cercano 

Diana de Francia no solo mantuvo una relación extramatrimonial con Juan Carlos, sino que también se convirtió en una enemiga pública de la reina Sofía. Lo que más le molestaba a esta última era que Diana daba lecciones sobre cómo educar a sus hijos, creyendo que su relación con el ex monarca le daba derecho a hacerlo. Según Diana, los hijos de Sofía y Juan Carlos, Felipe, Cristina y Elena, estaban muy mal educados, hablaban mal al servicio y mostraban altivez, como si fueran superiores, sin respetar a las personas mayores.