No hace falta ser precisamente un experto en todos los relacionado con la casa real española para saber muy bien que Juan Carlos I no está pasando por su mejor momento, ni a nivel emocional ni sobre todo a nivel físico.

Y es que, más allá de que a sus 86 años el rey emérito esté viviendo lejos de España, en Abu Dabi, siguiendo las recomendaciones de su hijo tras las muchas informaciones negativas que aparecieron en los medios de comunicación, el deterioro físico del padre de Felipe VI va cada vez a más.

No es que sea ningún secreto que desde hace ya muchos años el emérito ha visto condicionada su movilidad, incluso han sido muchas las veces que este deterioro físico ha acabado derivando en varias caídas, algunas de ellas en público y con las cámaras delante, algo que no he hecho otra cosa que herir el orgullo del monarca.

El peor temor de Juan Carlos I

En este sentido, no fue otra que Pilar Eyre, una de las periodistas mejor informadas de todo lo que ha sucedido y sigue sucediendo en torno a la familia real española desde hace ya muchos años, la que aseguró hace ya tiempo que “No es por la intervención de rodilla. Tiene la cadera destrozada por un accidente de esquí, y la nefasta operación de hace años y la artrosis, mal de familia, lo han dejado prácticamente inmovilizado y con grandes dolores”.

Juan Carlos Elena regatas efe

Precisamente para aliviar todos estos dolores el emérito se somete a un control constante y acude de forma regular a diferentes clínicas especializadas, entre otras cosas porque uno de sus peores temores es que sus últimos años de vida los tenga que pasar sentado siempre en una silla de ruedas, que es precisamente lo que le pasó a su madre, María de las Mercedes.

Así, si bien es cierto que en los últimos tiempos han sido varias las veces que se ha visto al emérito caminando con la ayuda del bastón e incluso participando en regatas, también lo es que su estado de salud en este sentido va cada vez de mal en peor, y no sería extraño que, por mucho que a padre de Felipe VI le cueste mucho aceptarlo, acabe siguiendo los pasos de su madre que en lo que se refiere a movilidad.