El pasado 5 de enero, Juan Carlos celebró su 86º aniversario con una fastuosa celebración en Abu Dabi, evento que contó con la presencia de más de un centenar de invitados y donde no faltaron detalles. Consciente de su avanzada edad y tras atravesar algunos de los periodos más difíciles de su vida, el emérito busca vivir intensamente cada momento. Las controversias y escándalos que lo han acompañado llevaron a la familia real a distanciarlo de la esfera pública, una decisión que, aunque fue vergonzosa para él, se volvió inevitable. En agosto de 2020, optó por el exilio en los Emiratos Árabes, gracias a la amistad que mantiene con algunos jeques de la región. Durante el primer año de su estancia allí, Juan Carlos mantuvo un perfil bajo, sin apariciones públicas ni menciones en los medios. Posteriormente, se le empezó a ver participando en regatas en Sanxenxo, siempre con el permiso de su hijo, el Rey Felipe.
En el último año, el padre de Felipe ha retomado sus viajes internacionales, siendo visto en ciudades como Londres, París, Ginebra, y en España en hasta siete ocasiones. Felipe muestra una creciente preocupación por la salud de su padre y lamenta la distancia que los separa, lo cual motiva los esfuerzos por normalizar los desplazamientos de Juan Carlos, con la esperanza de que pueda establecerse en España, específicamente en Sanxenxo, cerca de su amigo Pedro Campos, aunque no en Madrid ni en Zarzuela.
Juan Carlos preocupa a sus hijos, Felipe protagoniza el primer acercamiento
Recientes reportes indican que Juan Carlos podría haber dejado Abu Dabi para fijar su residencia en Ginebra, cerca de donde vive su hija, la infanta Cristina. Este cambio le permitiría estar bajo el cuidado de su familia, facilitando sus viajes a España al reducir significativamente el tiempo de vuelo y eliminar la necesidad de ajustes horarios. Se sugiere que Felipe está en la búsqueda de un hogar para su padre en Galicia, consciente de que la muerte de Juan Carlos en el extranjero representaría un duro golpe para la imagen de la monarquía y su propio reinado, a pesar de la incomprensión de la Reina Letizia.
El rey se distancia cada vez más de las directrices de Letizia, priorizando la salud de su padre, cuyos informes médicos recientes revelan problemas de movilidad y signos incipientes de demencia senil. Aunque no es motivo de alarma inmediata, la familia real muestra una profunda preocupación por estos problemas de salud, propios de su edad avanzada, que se manifiestan en olvidos y confusión sobre nombres y eventos recientes, evidenciando el impacto del paso del tiempo en Juan Carlos.