Entre Juan Carlos y Felipe la relación no es mala, aunque Letizia haya intentado que parezca nefasta. Desde su exilio, padre e hijo siempre han estado en contacto mediante videollamadas, o incluso, en secreto, el rey se ha desplazado hasta los Emiratos Árabes para verle. También ha aprovechado para reunirse con él cuando el emérito ha visitado Sanxenxo, Londres o París.
Felipe VI tiene claro que su padre tiene que volver a España porque no soportaría verle morir alejado de la familia, además tampoco beneficiaría a la imagen de la corona. Es consciente del daño que ha hecho su padre a la corona, pero sigue siendo su progenitor y una de las personas más importantes de su vida. Letizia le ha alejado de toda su familia y le ha convertido un infeliz en todos estos años.
El rey ha sido un monarca secundario, siempre en un discreto plano totalmente desenfocado porque quien siempre acaparaba los focos y llevaba la voz cantante era Letizia. Esto es algo que nunca ha gustado a Casa Real y sería uno de los motivos principales por los que se ha iniciado una campaña de desprestigio, tal vez interna, para ponerla en su sitio. Las declaraciones de Jaime del Burgo le han hecho mucho daño porque ha perdido el control de la situación por primera vez en su vida y se ha descubierto su verdadera imagen, una mujer adultera que solo estaba con Felipe por poder y no por amor.
Felipe y Juan Carlos no se esconden
Por la pérdida de poder de Letizia, Juan Carlos y Felipe han podido reunirse una vez más en la misa homenaje a Constantino de Grecia celebrada en Windsor. Por primera vez desde que el emérito acabó en el exilio, ambos reyes han dejado verse ante las cámaras unidos. El pasado martes se publicaron unas tiernas imágenes donde el rey salía de la capilla en compañía del emérito. Padre e hijo conversaban y se abrazaban tranquilamente sin importarles las cámaras. Un gesto que deja claro que Letizia está por fin fuera de juego. Los Borbón vuelven a escena.
En aquella conversación Juan Carlos le recomendaba a Felipe tomar una decisión en este asunto y empezar a hacer su vida. Él se arrepiente de su pasado y más de haber hecho tanto daño a la madre de sus hijos, una persona que ha sido siempre una infeliz por casarse con alguien que nunca la amó. Lo mismo sucede con Felipe y Letizia, pero a la inversa, el rey es esa persona infeliz. El emérito nunca haría daño a su hijo aunque la relación con su nuera sea nula, por ello le recomienda arreglar las cosas y divorciarse. Empezar de cero, sabe que puede llegar muy lejos.